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lunes, 5 de diciembre de 2016

MACHU PICCHU: NO MATEMOS LA GALLINA DE HUEVOS DE ORO

El último paro en el distrito de Machu Picchu nos muestra que frágil es la capacidad de respuesta del Estado a las protestas, con y sin razón, que ponen en jaque a nuestro principal destino turístico.
El acceso a este distrito es posible solo por tren y no solo para los turistas que desean ver esta maravilla sino para los peruanos que viven ahí y para quienes trabajan en sus hoteles  y diferentes negocios, todos asociados –en su gran mayoría- al sector turismo.
Visitar Machu Picchu para alguien que vive a miles de kilómetros responde a una planificación que lleva hasta más de un año y de pronto no poder visitar esta increíble ciudadela –por motivo de un paro- se puede convertir en una gran frustración y motivo de una pésima propaganda para nuestro país.
¿Qué hacer entonces para evitar esto y por supuesto, solucionar justos reclamos? En primer lugar los pobladores exigen soluciones a autoridades alejadas de este distrito cuando lo primero que deberían es saber elegir a su alcalde. Este puesto es cada cuatro años motivo de arduos intentos unidos a malas artes. El objetivo, a lo largo de estos años, no es precisamente el desarrollo ordenado de este distrito, lamentablemente.

El distrito de Machu Picchu, conocido también como Aguas Calientes, ha crecido enormemente –aunque sin una planificación sostenible- en estos 30 últimos años. A ello ha contribuido el turismo. Nuevos hoteles, la llegada de trenes modernos y muchos negocios, todos vinculados al turismo. Por ello, es inconcebible, que sectores radicales busquen paralizarlo so pretexto de protestar.
Uno de los principales pedidos es el acceso a un transporte más barato; sin embargo, como dicen los operadores del tren hay una serie de horarios con tarifas preferenciales para los viajeros nacionales.  Hay otros reclamos como mejorar el acceso al internet o mejorar el acceso a agua y saneamiento, pero esto no tiene que ver con destruir a la “gallina de los huevos de oro” o sea el turismo.
Creemos que es necesario que los recursos que genera Machu Picchu se distribuyan más justamente y el Estado busque con prioridad la solución de los problemas que aquejan a los pobladores de este distrito.  Es necesario un diálogo fructífero y no las mal llamadas “mesas de diálogo” encabezadas por representantes de fantasmales “frentes de defensa”.

Es hora de que los propios pobladores defiendan al que es su principal fuente de ingresos. Basta de demagogia y radicalismos que no conducen a solución alguna a los aún problemas que aquejan a este distrito.

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