Foto: Portal de El Metropolitano
Hoy los operadores del Metropolitano
y autoridades de la Municipalidad Metropolitana de Lima (MML) deberán evaluar un alza en el servicio que
ofrecen. Un sinsentido, máxime que quienes nos movilizamos en tramos cortos
terminamos subsidiando a aquellos que hacen la ruta completa en muchos casos.
Hoy el servicio cuesta 2.50 soles. ¿A cuánto quieren subir la tarifa?
Hará 28 años estuve en Europa y
ya se pagaba una tarifa diferenciada de acuerdo a la distancia recorrida y no
solo eso, sino que todo el transporte (metro, tranvía, buses y trenes de corto
trayecto) estaba integrado como sistema. Hoy en día con un avance tecnológico
mayor es inconcebible que aún no se pague de esa forma en Lima. Incluso los
usuarios tenían tarjetas que les permitían viajar durante todo un año pagando
una cantidad fija. Algunos dirán que eso es imposible por los “pepe, el vivo”
más eso se soluciona con medidas drásticas que obliguen a pagar al transgresor
multas considerables o incluso detención por tiempos como 24 o 48 horas en
alguna comisaría cercana.
Está claro también que la
informalidad del transporte atenta contra ello más las autoridades no hacen
nada para solucionar este álgido problema. Por ejemplo, en la avenida Javir
Prado han sido retirados micros obsoletos más la avenida exclusiva para el Corredor
ha sido invadida por colectivos piratas. Ni qué decir de la lentitud con la que
el Congreso ve el tema de la creación de una Autoridad de Transporte de Lima y
Callao y menos qué hace la policía para combatir el transporte en colectivos y
motos (¡¡) cuyos paraderos están en importantes y visibles puntos de la capital
como el Paseo Colón, Colmena, 28 de Julio y la Panamericana Sur.
El tema del transporte en Lima
sigue siendo álgido. Cientos de miles de limeños pasan entre 3 a 5 horas
diarias en unidades de transporte atiborradas por el incumplimiento de los
operadores en dotar de más unidades a las rutas del Metropolitano. ¿Qué hace la
MML? Pues muy poco o nada.
Entre tanto la Línea 2 del Metro
avanza al “ritmo de la tortuga” en medio de una posible sobrevaluación, que aún
no es esclarecida.
Otra de las obras que siguen
durmiendo el sueño de los justos es la ampliación de la ruta norte del
Metropolitano cuyo tramo El Naranjal-Carabayllo sigue en planos ocasionando
tremendos costos a las operadoras pues tienen que trasladar vacíos decenas de
buses hasta el patio central de la ruta. Falta poco para que el actual alcalde
termine su mandato y las promesas para hacer esta obra se las llevarán el
viento. Y seguro en los próximos años, el mismo Castañeda volverá a querer engatusarnos
o quizás ahora su “heredero”, un hijo de escasos pergaminos.
Esperemos que los candidatos a la
alcaldía de Lima Metropolitana nos digan qué harán y cómo lo harán. Basta de
bufones, advenedizos o vendedores de humo mediáticos.
No podemos seguir siendo una
capital donde sus habitantes pasen “las de caín” para movilizarse.