Leí hará unos días la columna de
opinión de Enzo Defilippi, ex viceministro de Economía, quien comentaba sobre
los resultados preliminares de un estudio realizado por la Universidad del
Pacífico, prestigiosa universidad peruana, sobre el turismo y su futuro.
Coincidimos con una de las
conclusiones acerca de la importancia de que el Perú se haya convertido en un hub de dos importantes líneas aéreas,
lo que ha traído como consecuencia un mayor flujo de viajeros. Ciertamente la concesión de las operaciones del principal
aeropuerto del Perú ha sido un acierto; sin embargo el tremendo retraso en la
ampliación del mismo está perjudicando tremendamente las operaciones
aerocomerciales en Lima y Bogotá, nuestro principal competidor como hub, está
sacando ventaja de ello.
El autor de la nota también
resalta el impacto, innegable, de Machu
Picchu en el crecimiento de la llegada de turistas. Sin embargo, señala
también que la carga de nuestro destino de bandera es un limitante para el crecimiento
del turismo. Lo que olvida Defilippi es que el crecimiento de la llegada de
turistas receptivos tiene que ver no solo con la llegada de nuevos turistas
sino también con un segmento de turistas
que regresan al Perú por segunda o incluso tercera vez. A ellos debemos
dirigirnos. El Perú es un destino ideal para muchos tipos de turistas tales
como los que buscan naturaleza, cultura, sol, buena comida y diversión.
Muchos recién se han enterado del
destino Vinacunca, en la provincia
de Canchis en la región Cusco. Sin embargo problemas entre dos comunidades y
una concesión minera ponen en peligro el acceso a este maravilloso destino. Así
como “la montaña de siete colores”, Kuélap y su teleférico han posibilitado la
llegada de más turistas, e incluso un mayor tiempo de permanencia en el país, a
la región Nor Oriental del Perú. Y ni qué decir del impacto que tendría el
teleférico en Choquequirao y su conexión
con Machu Picchu.
Dos eventos deportistas principales
a llevarse a cabo el próximo año podrán contribuir a la llegada de un mayor
número de turistas. El Dákar, en los
primeros días de enero y los Juegos Panamericanos de Lima entre el 26 de julio
y el 11 de agosto.
Es cierto que el turismo en el
Perú tiene más potencialidades que presente, pero no hay que dejar de tener presente que hay
factores que ponen en riesgo a este sector y a su importante contribución a la
economía peruana.
La primera es el clima de
inseguridad, aún existente, y potenciales conflictos sociales. Ya sabemos lo
que significan ambos peligros. Está en
manos del Gobierno enfrentarlos y prevenir cualquier peligro futuro.
Cómo explica Defilippi, lo
expresado en su artículo son primeras aproximaciones a las conclusiones y recomendaciones
que saldrán de este estudio. Celebramos que
la Universidad del Pacífico y su Centro de Investigación dediquen sus
esfuerzos a plantear propuestas y alternativas.
Sigamos trabajando en fomentar la
conexión aérea entre destinos del interior del país. Cuenta mucho el esfuerzo
del Estado pero sobre todo de privados sin cuya inversión no sería posible
ello.
Que las instituciones
regulatorias y de control (Indecopi y
los ministerios de Comercio Exterior y Turismo y de Cultura) hagan su trabajo
pero sin burocratismo y el órgano de promoción del turismo, PromPerú invierta
eficientemente sus recursos para contribuir al crecimiento de este importante
sector de la economía.
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