El Centro Nacional de Planeamiento Estatégico
(Ceplan) acaba de publicar un informe sobre el turismo donde se muestra lo que
se ha venido diciendo desde hace tiempo. Conocemos el sector desde hace veinte
años y hemos podido constatar lo que este informe dice en relación al aporte
del sector en la generación de puestos de trabajo, divisas y un potente motor
para disminuir la pobreza. No dicen nada nuevo.
Lo que se olvida es que el Estado debe ser
promotor y no un actor que compita con lo que puede hacer el sector
privado. Y parte de su labor es también
hacer la infraestructura necesaria que facilite el tránsito de los turistas,
algo que no viene haciendo o lo ha hecho en los últimos años con lentitud como
lo demuestra que aún no se inicien las obras de ampliación del aeropuerto Jorge
Chávez y la construcción del nuevo aeropuerto de Chinchero. Un Estado así no
puede ser socio del desarrollo por más que se hagan sesudos estudios de
gabinete. Corremos el riesgo de dejar de ser el hub que intentamos ser y perder
esa condición en manos de Bogotá, Colombia.
Otro factor que deberá acometer el nuevo
gobierno es la lucha frontal contra la inseguridad. Ningún país se puede
convertir en potencia en el mundo del turismo con los alarmantes índices que
muestra la realidad en el Perú, por más que ineptos funcionarios sigan hablando
de “percepciones”. La seguridad es un requisito clave para el desarrollo y
promoción de nuestros destinos turísticos ya emblemático, así como los nuevos
que se necesita posicionar pronto en los mercados internacionales.
Así mismo es menester que tanto el Ministerio
del sector como PromPerú sean dirigidos por personas que conozcan el sector
pero ante todo sean eficientes. No es posible que no podamos contar aún con
estadísticas fiables, por decir algo tan simple como ello. Y ni qué decir del
fomento de rutas turísticas orientadas a diversos segmentos de viajeros, cada
día más especializados y que demandan diferentes intereses y experiencias. La
Ruta Norte, cuyo diseño y promoción empezó con fuerza, hoy no muestra mayor
dinamismo.
Y no solo es necesario que a nivel del Estado
Nacional se exija eficiencia sino
también a nivel regional y municipal. No es posible que un alcalde provincial
haya frenado la inversión del teleférico de Choquequirao que hubiera unido este
complejo arqueológico con el de Machu Picchu. Y ni qué decir del lento avance
teleférico de Kuelap que recién estaría listo a fines de año, con evidente
retraso en su ejecución. A ello debemos decir que Inka Rail planea construir el
teleférico de Choquequirao, el anuncio de llegadas de nuevas líneas aéreas y la
inversión en infraestructura hotelera. El sector privado hace su tarea y bien.
Repetimos que el Estado debe ejercer su rol
promotor con eficiencia como se ha hecho en la concesión de aeropuertos
regionales y el fomento de vuelos interregionales (en el caso de las regiones
nororiental y selva) que permitirá facilitar el desplazamiento de los turistas
que cada día tienen menos tiempo para vacacionar.
Es cierto que tenemos todo para ser potencia. Historia,
paisajes, cultura, gastronomía. Sin
embargo no podemos aplaudir las estadísticas que muestran la llegada de 3.5
millones de turistas cuando otros destinos con menos que mostrar nos doblan en
llegadas de turistas.
A trabajar se ha dicho. Esperamos que el nuevo
gobierno haga mejor su tarea que el actual, que ya nos deja. La apuesta por un
turismo responsable, seguro e integrador, tiene que ser de vital importancia en
estos próximos cinco años.
ECOAVENTURA VIDA.
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