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lunes, 17 de junio de 2019

LOS BARES EN LIMA

Los bares han pasado por diferentes formatos desde el clásico cervecero y que luego agregó las famosas "reses" (botellas de Pisco, Ginger Ale y sus complementos de jarabe de goma, limón y Amargo de, Angostura) hasta los más elaborados que requieren de un bartender conocedor.

Los primeros iban acompañados de rockolas cuya emisión de música dependía de quién ponía las fichas o monedas. Ello traía consigo que el bar no tuviera un perfil definido.

Ya con el boom del Pisco los bares en Barranco y Miraflores así como en San Isidro fueron definiendo su perfil a través de la decoración de sus locales, su ubicación y por supuesto qué ofrecían en su barra.
La música es otro factor para segmentar a su clientela. Algunos ofrecen variedad a lo largo de la semana aunque ello le quita una personalidad definida.

De los piqueos simples como los de queso, aceitunas y algún otro adicional ahora se ofrece otros convirtiéndose ya en resto bares, con cartas que ofrecen mínimo alitas, pizzetas, Tequeños  y otros, requiriendo por tanto un servicio  mínimo de cocina.

Hay bares que tienen historia como los de los hoteles Bolívar, Maury y Country Club y otros aprovechan locales antiguos como los barranquinos Ayahuasca, Hotel B y los Posada del Angel. Hay también bares tradicionales pero que han descuidado algo muy importante, la calidad del servicio.

De los de reciente data hay algunos de interesante perfil como el el Rum Bar Parrot Shadow, El Infusionista, los cerveceros artesanales Nuevo Mundo y Barbarian en la Calle Manuel Bonilla en Miraflores, el Ginebra en la cuadra dos de La Paz, el Bar Público en la Calle Esperanza de Miraflores y Garito en Barranco.
Otra zona con una variada oferta es la ubicada en la Calle Francisco de Paula en Miraflores.

Hoy tenemos una gran oferta que presenta interesantes cartas que incluyen cócteles a base de gin, macerado de Pisco, mezcal, tequila, una amplia gama de vinos y hasta cócteles con café.

Según un gran conocedor, mi amigo José Pérez, se requiere no menos de 2000 dólares para mantener un stock suficiente en la barra y equipar mínimamente un bar, claro está sin contar el local, su decoración, muebles y equipos de música.

A ello hay que agregar el personal con experiencia. Los improvisados siempre representan un costo oculto que tarde o temprano nos pasará factura.

Finalmente no olvidemos de darle un perfil a nuestro bar. Los hay donde vemos deportes como The Corner, Estadio o Half Time; los cerveceros artesanales; aquellos donde encontramos música en vivo como La Noche en Barranco; aquellos donde la conversación con música de fondo es la estrella como el Superba donde incluso pasan películas y los temáticos como el Exit de Pueblo Libre donde sólo se escucha New Wave.

Esperemos que pronto nuestro amigo José se anime y Magdalena tenga un bar con todas las de ley que complemente su exitosísimo y excelente cafetería-restaurante Mezzanine.



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