El aeropuerto es un lugar donde confluyen los más variados sentimientos y situaciones. Ahí, noticias tristes, alegres, llenas de esperanza y de diversos tipos se reciben o dan.
El otro día esperando a un viajero, vi con singular emoción como un señor era recibido por su esposa e hijos. El será uno de los miles de peruanos que tuvieron que abandonar su tierra para labrarse un mejor futuro que le era esquivo en su propia patria.
En los últimos 25 años, cientos de millones de dólares han sido enviados al Perú como remesas del exterior. Con ellas se educaron miles de hijos, se construyeron casas para el futuro y miles de bocas se alimentaron. Hoy que la crisis se yergue amenazadora sobre el mundo, esos peruanos y otros tantos más miran de nuevo a la patria lejana, que ya no es la de los años 80s.
El Perú resucitó gracias al trabajo de millones de peruanos y hoy ofrece una nueva oportunidad a sus habitantes. Sin embargo la agenda aún es grande y muchas son aún las necesidades.
Necesitamos un Estado eficiente, empresarios con mirada inclusiva y ciudadanos comprometidos con su país. En lo que concierne al turismo, Promperú deberá ser el organismo promotor que aún no llega a ser, los operadores dar el mejor servicio posible a los miles de turistas que visitan nuestra patria y los peruanos en general, deberemos tener conciencia de posibilitar la mejor de las estadías a los visitantes. Un visitante que se va completamente satisfecho significa 10 más que vendrán, gracias a los consejos o sugerencias de ese turista complacido.
Sigamos apostando por el crecimiento y grandeza de nuestro Perú, bendita tierra; legado de milenarias culturas, que alberga a cientos de especies de aves y plantas que la hacen el país con una de las biodiversidades más grandes del planeta y una de las culturas más grandes de la humanidad.
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