El turismo sea en apartados parajes de nuestro territorio, en zonas ya
consolidadas o en ciudades como Lima requieren ante todo seguridad.
Con preocupación vemos que las noticias del día son los conflictos sociales
que degeneran en bloqueos de carreteras y vandalismo. Se reproducen como hongos
malignos poniendo en riesgo la industria turística. De pronto un conflicto
puede acabar con el programa mejor elaborado y que nos ha llevado tiempo
venderlo a un operador del extranjero.
Lastimosamente esto no se reduce a las regiones sino en nuestra misma
ciudad. El desorden y la inacción puede
ocasionar que regresemos a los años 80s cuando el Centro de Lima vio como
las principales empresas y negocios que tenían sus sedes en dicho lugar se
fueron, convirtiendo importantes avenidas como La Colmena, Tacna y Jirón de la Unión en “cementerios” de oficinas
y locales. Esta situación aún perdura a pesar del avance de los últimos 25
años.