Quienes no han recorrido el llamado “Perú profundo”,
quizás no sepan lo que es sufrir el frío implacable que se mete por las
rendijas de una humilde casa de adobes o por el techo de paja o calamina.
Para un peruano citadino, el programa de mejoramiento de viviendas
rurales es posible que no diga nada pero para cientos de peruanos sí ha
significado un cambio notable en su calidad de vida, sobre todo para los
beneficiarios de este programa cuyo acceso se da de acuerdo al Sistema de
Focalización de Hogares del Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social
(MIDIS).
Según
estadísticas del Ministerio de Vivienda, a la fecha se ha beneficiado a cerca
de once mil familias con una inversión de casi 200 millones de soles y para el
2016 se ha previsto financiar obras de mejoramiento de viviendas para más de 4,500 familias
con una inversión aproximada de 82 millones de soles
Este programa viene ejecutándose desde el 2015 en 14
regiones: Amazonas, Ancash, Apurímac, Arequipa, Ayacucho,
Cajamarca, Cusco, Huancavelica, Huánuco, Junín, Moquegua, Puno, Ucayali y Tacna.
La tecnología a usar es simple pero efectiva. Para impedir el paso del
frio, el módulo tiene piso de madera elevado e incluye un plástico grueso sobre la tierra para proteger de la humedad y planchas de tecnopor para que
el frío no penetre. Los muros están enlucidos con yeso con lo se tapan las grietas de los adobes. Las puertas tienen dos
placas de madera con tecnopor al centro y las ventanas son de vidrio doble,
con lo que se retiene el aire caliente. El techo tiene
un cielo raso con un triplay hacia el interior, con planchas de tecnopor en el centro u una calamina al exterior. Esta manera de construir el módulo habitacional evitará
perder el calor interior e
impedirá que entre el frío.
Estos módulos además de estar
construidos para proteger a sus moradores del frío son antisísmicos, por lo que
cuentan con cimientos y sobrecimientos de cemento ciclópeo, muros de adobe
fabricados con la norma NTE 080 y una viga de madera que reposa sobre las
cuatro paredes del módulo.
Los
pobladores intervienen fabricando los adobes y levantando las paredes con lo que aportan el 15 % del costo del
módulo y el aporte del programa es de 18 mil soles. De esta manera un Núcleo
Ejecutor construye los módulos conjuntamente con los pobladores siguiendo las
milenarias costumbres de la solidaridad, pues los que no pueden hacer mucho
esfuerzo son apoyados por los demás pobladores (ayni y minka).
El
Programa brinda asesoría para la construcción de los módulos, capacitación a
los pobladores que participan en la construcción (se ha capacitado a más de 8
mil personas) y brinda el concurso de los ingenieros y maestros de obras así
como transfiere los recursos al Núcleo Ejecutor para comprar los materiales y
contrata los servicios necesarios. También realiza monitoreo y supervisión a lo
largo de la realización de las obras.
Obras
que a no dudar mejoran la calidad de vida de muchos peruanos…muy buena noticia.
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