Lima es una de las capitales
latinoamericanas más visitadas. Tiene todo para ser un gran destino. Está al
lado del mar, tiene tres cuencas hidrográficas, una sin par gastronomía, una
historia fantástica que se remonta hace cinco mil años; innumerables atractivos
turísticos, entre otros cosas positivas; pero entre sus lados negativos está el
enmarañado e infernal tráfico que ninguna autoridad ha podido solucionar. Tan
solo algunas soluciones parciales cual “analgésicos” para una enfermedad casi
terminal.
Cincuenta años después de ser
inaugurada, aún recordamos la Vía Expresa construida por el alcalde visionario
de entonces Luis Bedoya Reyes, quien pudo derrotar la falta de visión de futuro
de nuestras autoridades. Es imposible imaginar a Lima en la actualidad sin esta
obra también llamada Zanjón. A lo largo de ella discurre hoy en día el Sistema
de Buses llamado el Metropolitano, que pese a todo aún no logra atender la
demanda de los viajeros por la falta de unidades, lo que en las horas llamadas “punta”
hace que el servicio se vuelva una penuria.
A lo largo de estos años, desde
la aparición de las llamadas combis a inicios de los años 90, se han hecho
diversos pasos a desnivel como el de Los Cabitos entre Surco y Miraflores;
viaductos en Lima Norte; la Vía Expresa de la avenida Javier Prado y el Trébol
en el cruce con Evitamiento; los Corredores Viales que van desde el distrito de
San Juan de Lurigancho hasta Miraflores y próximamente hasta Magdalena del Mar
y el de la Javier Prado desde Ate hasta San Miguel; el tramo de la Línea 1 del
Metro de Lima y otras obras. Obras se han hecho, aunque muchas han sido
sobrepasadas por la demanda actual.
Ya en el presente siglo surgen
las obras financiadas como públicas-privadas (como la Línea Amarilla) que
fueron concesionadas por 30 o más años, las mismas que iban a permitir aligerar
el tránsito previo pago de un peaje. Desgraciadamente el escándalo de la
corrupción llamada Lava Jato estaría poniendo en evidencia que estas obras
estarían manchadas por escándalos que aún no son conocidos en toda su
dimensión. ¿Qué irá a pasar de aquí para adelante? No se sabe.
Algunos críticos han dicho que
las obras priorizan el tráfico de vehículos particulares pero constatamos que
esto no se da en la mayoría de los casos. Quienes dicen esto pareciera que no transitara
por Lima Este, Norte y Sur. El gran tema sigue siendo la existencia de una sola
autoridad de tránsito para Lima y Callao; la semaforización; el respeto de las
normas de tránsito –tanto peatones como choferes- y modelos de verdad
empresariales para los que transiten en buses y microbuses. Un solo ejemplo es
la línea 3 (de capitales colombianos) que une Magdalena con Carabayllo que no
tiene un patio de maniobras en su paradero final en Magdalena y usan la vía
pública para que sus choferes descansen. ¿Dónde está el alcalde de Magdalena
tan dado al lucimiento personal?
Esperamos que en el futuro
cercano las autoridades que tengan que ver con la solución del transporte en
Lima trabajen con mirada de futuro y con honestidad. Lima ya no da para más
caos e ineficiencia¡
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1 comentario:
Es terrible lo que sucede en Lima, no se cual podría ser la solución para este embrollo, ademas es triste pero en los demás departamentos del Peru esta sucediendo lo mismo, poco a poco el trafico aumenta y como dices no hay un proyecto visionario.
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