El anunciado fenómeno del Niño es casi un hecho sin embargo
aún su intensidad y por tanto su impacto no se pueden predecir con total
exactitud. Pese a ello, las diversas
instancias de gobierno recién muestran preocupación y realizan diversas labores
de prevención sobre todo en la costa donde se esperan intensas lluvias y los
consecuentes desbordes de ríos que afectarán a miles de peruanos que la habitan.
Para el caso de las zonas andinas, se prevee cambios en el clima que traerán
prolongadas sequías temperaturas gélidas. El cambio climático golpea y fuerte.
Definitivamente el Perú sufrirá los embates de la naturaleza
aunque no sepamos si estamos preparados para mitigar los daños y reconstruir lo
que la naturaleza inevitablemente destruya. Diversos sectores se verán
afectados y el turismo no podrá dejar de estarlo.
Ante un contexto económico internacional que ha originado un
proceso recesivo en el mundo, se esperaba un menor flujo de turistas de
nuestros principales países emisores; si a ello ahora le sumamos que las zonas
que concentran la mayor cantidad de atractivos turísticos se verán afectadas
por los efectos climáticos, el panorama para el sector se pone más gris.
Cerramos el año con un importante evento como las Reuniones
del FMI y del Banco Mundial que se llevarán a cabo en Lima y que permitirá a
las empresas del sector turismo hacer caja para los meses siguientes que
definitivamente serán malos. Sin embargo en una actitud, hasta ahora
incomprensible, el Ministerio de Comercio Exterior y Turismo anunció que el
Perú desistía de organizar dos importantes eventos que ya estaban comprometidos
como el Dakar Series y la propia competencia del Dakar cuya partida y parte de
la ruta se iba a realizar en el Perú. Pésima noticia para el sector y para la
imagen del país. Importantes ingresos (cuando el Perú fue parte de la ruta se
obtuvo de ingresos US$ 500 millones y
cuando fue sede de la partida, los ingresos fueron del orden de los US$ 700
millones) ya no serán parte de la contabilidad del Estado y de las empresas
privadas (no solo de los hoteles cinco estrellas sino de todos los involucrados
en la ruta). No olvidemos que el turismo involucra transversalmente a muchos actores y es generador importante de
empleo no solo directo sino de empleos indirectos.
A este panorama le sumamos un desatinado anuncio que se hizo
público sin contar que el sector turismo tiene sus plazos que abarcan un año,
por lo menos. Nos referimos al anuncio que en abril del 2016 se iba a cerrar
por mantenimiento la ciudadela de Machu Picchu y el acceso al Huayna Picchu.
Felizmente esta medida fue desestimada a los pocos días. Nos extraña que las
autoridades del Gobierno Central y Regional desconozcan como se desenvuelve el
sector y el impacto de esta medida que iba a afectar a cientos de viajeros que
programan sus viajes con mucho tiempo de anticipación y ya habían reservado sus
tours para visitar una de las Maravillas de la Humanidad.
Esperemos que las medidas que se estén tomando para mitigar
los daños que ocasionará el Fenómeno del Niño sean las más adecuadas y eviten
mayores daños. Recuérdese que ya, por ejemplo, la ciudadela de barro más grande
del mundo – Chan Chan- estuvo a punto de ser destruída por efecto de lluvias
intensas. También debemos tomar medidas para proteger otros atractivos ubicadas
en la costa como Pachacamac y las Líneas de Nasca.
No olvidemos que importantes civilizaciones preincas
desaparecieron por efectos de desastres naturales como por ejemplo la cultura
Nasca e incluso –aunque no está confirmado- Caral.
Aún estamos a tiempo para trabajar en la prevención...manos a
la obra.
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