Caminar por el Centro Histórico de Lima siempre nos brinda sorpresas y mejor
aún si es un domingo temprano, con poca gente y poco ruido.
Cualquiera sea la ruta escogida siempre estará relacionada con la
arquitectura religiosa reflejada en una gran mayoría de iglesias barrocas
existentes y con manifestaciones de religiosidad popular como ayer que se
celebraba a Nuestra Señora de Monserrat en la zona del Cuartel 1º, como se le
anuncia a Monserrat en algún vals criollo y también una procesión en honor a la
Virgen de la Natividad de Huasao, distrito de la provincia de Quispicanchis de
la región Cusco.
Pasear por Lima es sorprendernos y encontrar una feria dominical de platos
cusqueños frente a la iglesia de San Sebastián (esquina de Chancay e Ica), la
misma que debería tener apoyo municipal para arreglar el local y posibilitar un
mejor servicio, o con un restaurante muy bien
presentado y con una interesante carta como el Hatuntanta (Ancash 224) a
un costado de Palacio de Gobierno.
El Centro está transformándose. El eje Ucayali-Ica está siendo remodelado y será peatonal. Ojalá nomás que
la empresa que viene ejecutando las obras se apure y trabaje los fines de
semana. La demora en la ejecución está perjudicando a los comerciantes de la
estos jirones, así como impide que los turistas admiren las casonas de Torre
Tagle y sus hermosos balcones, la de Goyoneche y la de Aspíllaga así como el
Teatro Municipal.
Otra de las obras que se vienen ejecutando es la renovación del antiguo
Hotel Bolívar, que fue adquirido por la empresa Arte Express, y en donde
funcionarán oficinas. Sin duda alguna esto permitirá el mejoramiento de esta
zona que tiene algunos problemas de seguridad. Otra buena noticia es el término
de las obras de refacción de lo que fue antes el Palais Concert y donde ahora
estará ubicado un local de Ripley, sin embargo lamentamos que no haya
conservado la esencia de lo que fue en los inicios del siglo pasado. Caminando
por el Jirón de la Unión constatamos también lo bien conservada que está la
casona de Bernardo O Higgins, en donde se exhiben exposiciones culturales a
cargo de la Universidad Católica. Otra de las próximas aperturas será un local
de la cadena Starbucks en lo que fue la Casa Welsch.
Aplaudimos las iniciativas privadas que posibilitan un mayor oferta de
servicios como la llegada al centro de la cafetería San Antonio en el Urban
Hall (esquina de Miro Quesada y Carabaya), pero lamentamos el cierre de locales
como el Aero Club (ubicado en Jirón de La Unión) que ha pasado a convertirse en
una galería de venta de zapatos y que casonas legendarias como la que albergó
el estudio fotográfico de Eugenio Courret no sea restaurada o “La Casona de la
Virreyna” (en la cuarta cuadra de Jr. Huallaga) que es sede de un caótico centro comercial. También
hacemos votos para que el legendario Hotel Bolívar pueda recibir capitales
frescos que permitan recobrar los brillos de mejores años, sin desconocer el
enorme esfuerzo que hacen para atender a su fiel clientela que va a tomar un
muy buen café, almorzar o a tomar el peruanísimo Pisco Sour.
Nuestro recorrido continuó por la zona del Parque Universitario que hoy
luce otra vista con el nuevo parque ubicado en la esquina de Azángaro con
Colmena y con el renovado impulso de la Casona de San Marcos que hoy cuenta con
una nueva concesión para su restaurante café “La Casona”. Lástima que los
domingos en la tarde esté cerrado
.
No podíamos dejar de ir a la Panadería “Huérfanos” para comer sus ricos
“karamandukas”, haciendo un alto al recorrido ni dejar de tomarnos un Pisco
Sour en el bar del hotel Maury y departir breves minutos con nuestro amigo
Eloy, el barman más famoso de Lima así como con un antiguo amigo, Polo, quien es la mano
derecha de Ricardo el dueño del Hostal Roma, a quién visitamos en el hostal.
Casi al final de la tarde recorrimos la Plaza San Martín cuyo circuito de
diversión estaba cerrado luego del
frenético fin de semana. Etnias, Zela, Yield, Yakana, Mirador, Directorio,
Munich y Queirolo guardaban descanso, no así algún grupito de “jovencitos” que
consumían licor en la vía pública en la zona “underground” de Jirón Quilca en
las cercanías de un bar llamado “El Averno” que ya tiene sus días contados.
Sin duda alguna, siempre se podrá mirar al Centro Histórico con ojos
diferentes, encontrar nuevas manifestaciones culturales, exposiciones
fotográficas en lo que fue la sede de la Cía de Seguros Internacional (Jr.
Junín) o en la Casa de la Literatura (lo que fue la Estación de Desamparados),
mirar a lo alto y encontrar balcones que esperan ser restaurados desde aquellos
días que era alcalde Alberto Andrade o casonas que también esperan volver a los
días de gloria de cuando las familias más importantes de Lima habitaban el
Centro Histórico. También es imperdible
es ir a los “huariques” como el Santa
Isabel en la cuadra 5 de Carabaya, el
Carbone (Huancavelica y Caylloma), Cordano (Lampa con Ancash) o el Queirolo
(Camaná con Quilca). Poner atención que estos “huariques del sabor” no abren
los días domingos. Una lástima.
Para finalizar, una gran sorpresa fue conversar con dos efectivos del
Escuadrón Verde de la Policía Nacional (por el Pasaje Olaya) que cuidan el
centro gracias a un Convenio entre el Ministerio del Interior y la
Municipalidad de Lima Metropolitana. Jóvenes, de buen conversar, respetuosos y
siempre vigilantes. Felicitaciones jóvenes, sigan así siempre, lástima que no
pueda mencionar sus nombres.
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