El día sábado organizamos un “walking tour” en el Centro Histórico de Lima
para una simpática familia mexicana. Incansables y con muchas ganas de conocer
Lima, sobre todo Laura, la hija de la pareja, quien no perdía una sola
oportunidad para registrarla en su cámara fotográfica.
Nos trasladamos desde Miraflores hasta la estación central del
Metropolitano en una de sus unidades. Un viaje seguro, rápido y confortable.
Empezamos la caminata desde el Paseo de los Héroes Navales, donde los
mexicanos constataron el crecimiento de la economía en el Real Plaza del Centro,
que cuenta con una librería Crisol, una disco para más de mil personas y muchas
marcas y franquicias compitiendo por cada vez más clientes. Frente a este moderno
mall, la Casa Rímac, llamada también el Palacio Francés espera por un
inversionista que la ponga en valor y renazca como el “Ave Fénix”.
En una de las esquinas de este concurrido lugar, un carrito, que expendía desayunos
andinos, sándwiches, emolientes y otros, vendía sin parar un instante. Grande
era la sorpresa de nuestros amigos mexicanos.
Continuamos por el Jirón de La Unión y pasamos por las casas que servirán
de sede para el CASACOR 2012 en la calle Boza y luego llegamos a la Plaza San
Martín, radiante como siempre.
El Hotel Bolívar, señorial aunque pasen los años y el cercano Bar Queirolo fueron
centro de la admiración de nuestros amigos. En el Queirolo, fuentes humeantes
de “cau cau, patita, olluquito y otros así como sus causas limeñas y sus
escabeches de bonito eran consumidos placenteramente por los clientes matutinos
y en el Bolívar, su vitral en el hall pirncipal, el ascensor, su Ford-T y su
bar destacaban sin par.
Luego caminamos hasta el Parque Universitario en donde había una
exhibición-venta de esculturas y pinturas en el “Café de las Artes” al interior
del Centro Cultural de San Marcos, crisol de cultura e historia.
Luego seguimos nuestra caminata, visitando la panadería más antigua de
Lima, “Los Huérfanos”, pasamos por la Casona Negreiros y finalmente caímos
rendidos ante la maravillosa Iglesia de San Pedro. Una joya de arte. A un
costado aún siguen las obras del eje peatonal Ica-Ucayali, las mismas que
continúan con mucho retraso; por ello los Balcones de Torre Tagle y las casonas
Aspíllaga, Goyoneche y la casa del restaurante Agua Viva no son tan visibles para
los turistas.
Seguimos el paseo por el Barrio Chino, ingresamos al Mercado Central y
degustamos de la deliciosa comida del Wa Lok en la cuadra 8 de Paruro.
Luego de “recargar energías” seguimos el tour por la Plaza Bolívar, donde
destacaba el edificio del Congreso y el Museo de la Santa Inquisición.
Cruzamos la bulliciosa avenida Abancay y en el camino a la Plaza Mayor,
admiramos la casona sede del Tribunal Constitucional (Casa Pilatos), la Plaza
San Francisco y su iglesia, la “Casa de las 12 Puertas” y las recién
restauradas casonas de la cuadra 1 del Jirón Ancash, en donde están el
restaurante Hatuntanta, el tradicional bar Cordano y la Casa de la Literatura,
antes la Estación de Desamparados.
Finalmente llegamos a la Plaza Mayor donde se yerguen imponentes, la Catedral,
el Palacio Arzobispal, el Palacio de Gobierno el palacio Municipal, el Club de
la Unión y la tradicional Pileta.
Luego de este paseo fuimos por el imperdible Bar Maury donde el Pisco Sour
volvió a ser degustado por enésima vez, esta vez por amigos mexicanos.
Continuamos el camino y pasamos por el restaurado Palais Concert, la iglesia La
Merced, la antigua sede el Banco Internacional (hoy Oechsle y Plaza Vea), la ex
casa Welsch (que será dentro de poco un Starbucks y un KFC), la casa donde
vivió el gran Almirante Miguel Grau, el Teatro Segura, el típico bar Carbone,
la Casa de Osambela, la Casa Riva Agüero, el antiguo Correo (donde es sede el
Museo de la Gastronomía), las iglesias San Agustín y Santo Domingo, la Casona
Aliaga, la “Alameda Chabuca Granda” donde los sábados y domingos hay una feria
gastronómica y terminamos finalmente en el Pasaje de Los Escribanos, donde hay
muy buenos restaurantes y cafés.
Fueron casi 10 horas de historia, cultura viva, gastronomía, y sobre todo gozamos
con la grata compañía de la Familia González.
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