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viernes, 15 de febrero de 2013

TURISMO Y SEGURIDAD


Declaraciones, al parecer sin mayor asidero, de la embajadora de los Estados Unidos ponen “en el tapete el problema de la seguridad en nuestro país.
Un confuso incidente en una comunidad alto andina del Cusco  trajo como consecuencia una presunta agresión a un grupo de turistas de estadounidenses lo que la parecer habría producido  esta “alerta”.
Es sabido que en el “Perú Profundo” hay mucha desconfianza, sobre todo por lo foráneo. Razones hay muchas y todas valederas. Por muchos años han sido engañados y sufrido abusos; es por ello que cualquier relación tiene que estar basada en una mirada horizontal, en un sincero intercambio de vivencias y pagos justos cuando se dé el caso de una relación comercial y no en una malsana curiosidad y poco respeto por las costumbres ancestrales.
La injusticia y la falta de respeto son los peores cimientos para una sociedad y la interrelación de sus ciudadanos. Mucho me acuerdo de un “empresario” en Puno que les pagaba “tarde y nunca” a los comuneros de Taquile y Amantani en Puno. Ese tipo de “negocios” no son los que benefician a la sociedad y finalmente traen consigo un profundo resentimiento en la gente. Esta situación es la que retroalimenta el accionar de ciertos grupos marginales para promover actitudes que van contra la paz social.
El más grande enemigo de esos grupos radicales es el desarrollo, y a ello contribuye el turismo; pues éste trae consigo empleo, riqueza y con ello menos pobreza. Eso lo saben bien por eso buscan azuzar cualquier situación.
Por otro lado, es cierto que el tema de la seguridad sigue siendo un punto pendiente en la agenda del Gobierno. Sin embargo tampoco vivimos en el peor de los mundos. Ya no estamos en el Perú de finales de los 80s o de los comienzos de los 90s.
Es sabido que algunas instituciones y personas siguen produciendo “mapas del delito” u otros estudios que al no concretarse simplemente sirven para adornar las bibliotecas de algún burócrata. Pero es necesario ya no planes ni propuestas sino acciones concretas y eficientes.
Viajar en nuestro país tiene sus puntos fuertes y de los otros. De los primeros no comentaremos. Ya bastante se ha visto al respecto. De los otros, por ejemplo la informalidad de ciertas empresas de transporte de pasajeros; el poco patrullaje en nuestras carreteras y un trabajo hasta ahora ineficiente del organismo regulador han traído consigo que se mantenga la problemática del sector transporte.
Por otro lado, debemos destacar que las denuncias por robos u atracos a turistas han disminuido notoriamente.  Para viajar en el Perú es necesario que ellos sean informados de los riesgos existentes y como protegerse de éstos. De hecho hay lugares peligrosos o circunstancias que pueden poner en peligro la seguridad de los viajeros pero no estamos ni en Afganistán  ni en alguna ciudad de la  convulsionada frontera al lado del Río Grande.
Esperemos que el ministerio del ramo actúe rápida y decididamente y aclare esa “alerta”. El accionar focalizado de un reducido grupo subversivo no puede poner en “jaque” a un país y menos ser pretexto para  atentar contra una de las mayores fuentes de ingresos y de puestos de trabajo como es el sector turismo.


https://www.ecoaventuravida.com

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