“El Perú lo tiene todo”
es un mensaje publicitario que busca atraer a todo tipo de viajeros que desean
pasar sus vacaciones en el extranjero. Sin embargo este mensaje olvida que hay
diversos segmentos a los cuales hay que dirigirse con ofertas puntuales.
Es cierto que nuestro
país tiene todo tipo de atractivos pero no todos están consolidados; como por
ejemplo las playas del norte del país que recién están ofertando hoteles con las
suficientes comodidades. Pensar en competir con el Caribe colombiano, por
ejemplo, es inviable más aún si no posicionamos esas playas junto con otros
atractivos como los “bosques secos” o los manglares de Tumbes y a la vez
resaltamos sus excelentes olas para los amantes del surf.
Si bien uno planifica
para el largo plazo, el corto plazo condiciona de manera puntual. La crisis
económica ha hecho que los turistas recorten los días de viaje y lo que antes
era en promedio 14 o 15 días, hoy está en el orden de 12 días. De hecho conspira
contra programas que incluían, a la par que la ruta Sur, destinos como la Ruta
Moche, Iquitos o las reservas de Manú o Tambopata. Mal hacen pues algunos “genios”
de querer que compitamos en el mundo uniendo nuestros atractivos con los de
Chile y Colombia. Con ello simplemente nos “estaríamos disparando a los pies”.
La promoción del turismo requiere
de que se haga tomando en cuenta los intereses del país y no en base a
intereses particulares. Anteponer estos, por más legítimos que sean, sobre los
intereses generales lo único que trae son distorsiones en el mercado, disponer anticipadamente
de cierta información privilegiada u otras prácticas poco transparentes. Nos
referimos en forma particular a los estudios que hacen determinados organismos
como PromPerú que pone en conocimiento de los distintos actores del sector,
información a destiempo, lo que ocasiona muchas veces que ésta se vuelva
irrelevante por su poca actualidad.
La promoción del Perú
como destino turístico implica, creemos, que sea puntual. Promover inversiones
y exportaciones es una tarea dirigida a un segmento y otro asunto muy distinto
es promover la llegada de turistas. Habría que esperar los resultados de la evaluación
de la “marca país” en cuanto a un mayor flujo de visitantes. El 2012 cerró con
2.7 millones, cifra notoriamente menor a las mostradas por países vecinos como
Chile o Colombia y ni que decir, Brasil y Argentina.
Hay que poner mucho ojo
en experiencias exitosas como la promoción de la Ruta Moche, que ha traído consigo
que los inversionistas apuesten por llevar hoteles 4 y 5 estrellas tanto a
Piura, Trujillo y Chiclayo: así como Paracas que hoy es actor de un boom
hotelero e inmobiliario. En tanto la promoción de destinos como la ruta
Nororiental se ve afectada por la falta de conectividad (Chachapoyas, Kuelap y
Gocta) y por los conflictos sociales (Cajamarca).
Vale la pena destacar destinos
que son visitados más por los turistas nacionales que por los extranjeros. Nos
referimos a la Selva Central y el Valle del Mantaro que pese a ser “relativamente
baratos” aún no logran posicionarse y por ende no reciben un flujo apreciable
de turismo receptivo.
Hay como ven mucho aún
por hacer. Planes hay ya suficientes. Lo que falta es acción en todos los
niveles del Estado, la misma que coadyuve al accionar de los operadores
privados, motores principales del turismo en el Perú.
Apostemos por un turismo sostenible e inclusivo, donde todos los involucrados se beneficien de manera justa y propocional.
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