Escuchamos hablar en todos los medios y muchas veces sobre el “cambio
climático”. Sin embargo mucha gente cree que es un asunto “técnico” que no les
alcanza o tardará mucho tiempo para que se sientan los efectos.
Nada más errado. Las altas temperaturas en Lima, el volumen de las lluvias
en la sierra, la radiación ultravioleta, la contaminación ambiental y otros son
síntomas de una situación que si no tomamos las medidas necesarias, nos pasará
factura más temprano que tarde.
Para aquellos que estamos relacionados directamente con el turismo hay un
panorama preocupante que tiene que ver con este “cambio climático”. Es el
proceso de desglaciación que viene sufriendo la Cordillera Blanca en la región
de Ancash. En los 80s fue 7 metros por año y solo en el 2010 fue 25 metros y
desde 1970 hasta el 2010 los glaciares en esta cordillera se redujeron de 723 a
480 km2.
Se sabe que este destino turístico es ampliamente conocido en el mundo de
los amantes del trek de alta montaña y ascensiones a nevados. Hoy en día el “ejemplo”
que es el más conocido, por ser el más visible; es el nevado de Pastoruri que
ha perdido un gran porcentaje de hielo, lo que ha hecho que incluso se diseñe
una “ruta” que muestra los efectos climáticos y llama a tomar medidas urgentes
para evitar una catástrofe. No olvidemos tampoco que estos nevados son unos de las mayores reservas de agua dulce del Perú.
En Lima, el Municipio de Magdalena del Mar ha emprendido un interesante
plan de acopiar desechos para reciclar. Iniciativa que busca sensibilizar y
tomar medidas prácticas para evitar la contaminación producto de la mala
manipulación de plásticos, baterías, equipos electrónicos y otros. Sabemos por
ejemplo que una bolsa plástica tarda en degradarse 150 años y una botella plástica
hasta mil años.
Hay otras urgencias vinculadas con el cambio climático que también es
necesario afrontar. El cuidado de la Amazonía y la lucha contra la minería
informal contaminante así como la tala indiscriminada e ilegal de bosques; el
manejo de las reservas de agua dulce y el poco cuidado que se tiene en su uso,
que se refleja en la pérdida o mal uso del agua potable en ciudades como Lima; la
contaminación de las cuencas; el aumento de monóxido de carbono producto de el excesivo
parque automotor y/o de autos con muchos años de antigüedad; el excesivo y no
planificado crecimiento urbano que se asienta en áreas que deberían ser
protegidas; entre otros.
Cuidar la Amazonía es cuidar una biodiversidad única, luchar contra el
calentamiento global, la erosión del suelo y la liberación de dióxido de carbono
en la atmósfera. Cuidar la Tierra es también usar productos sustentables, no
contaminantes y amigables con el medio ambiente así como no derrochar energía y
agua. La deforestación entre el 2000-2010 fue de 240 mil km2 de bosques.
Hoy que estamos ad-portas de un proceso de revocación, es necesario que
meditemos bien cuán eficientes son las autoridades municipales que se quiere
revocar. Apreciamos algunas medidas que se han intentado tomar pero que resultan
insuficientes pues son más “analgésicos”
que “específicos” para una ”enfermedad grave”. La promoción del uso de medios
de comunicación no contaminantes como la bicicleta debe ir acompañada de
mejores vías para el transporte rápido de pasajeros en servicio público y no seguir
priorizando vías para autos particulares; por citar un solo aspecto.
Nuestro planeta requiere acciones concretas y urgentes. Nuestra ciudad y
nuestro país exigen autoridades eficientes. El futuro no espera.
No hay comentarios:
Publicar un comentario