Se imaginan una ciudad limpia, ordenada, donde se respira
cultura y el extranjero es bienvenido; en donde se puede caminar en paseos
peatonales llenos de verdor al lado de cuatro ríos limpios que cruzan esta ciudad; con una cultura
gastronómica en alza y con casonas transformadas en hermosos hoteles boutiques
o sedes de centros culturales y plazas donde uno puede sentarse a leer un libro
y sentirse seguro? Se imagina un lugar donde se puede tomar agua del mismo
grifo? Parece ser un sueño o un ideal a alcanzar; pero no es así estimados
lectores. Esa ciudad existe y se llama Cuenca,
Santa Ana de los Cuatro Ríos, la Atenas del Ecuador, que este 3 de
noviembre celebra 197 años de Independencia.
Fuimos a Cuenca invitados por la Fundación Municipal Turismo para Cuenca que trabaja de la mano de
la Alcaldía de la Ciudad a cargo del
Ingeniero Marcelo Cabrera Palacios, que impecable gestión. Nuestra estadía
fue de cuatro días en los cuales experimentamos un sinnúmero de sensaciones,
todas ellas gratas y de enorme recordación y dignas de ser replicadas por todos
aquellos que me leen.
Y para aquellos aún incrédulos, hago saber que en setiembre
de este año, la World Travel Awards
(WTA) otorgó el premio a Cuenca por ser “el Mejor Destino para Vacaciones
Cortas de Sudamérica.
Un dato adicional en los últimos tiempos más de diez
mil pensionistas entre ellos la mitad provenientes de Estados Unidos escogieron como lugar para vivir a esta
ciudad, lo que se explica – sin lugar a dudas- la calidad de vida que ofrece
Cuenca.
¿Qué ha hecho que esto haya ocurrido? Tan simple para
entender pero que requiere enorme constancia, capacidad de trabajo, pasión por
lo que se hace y sobre todo personas dispuestas a “comprarse el pleito”.
Esas
personas existen y aparte del citado burgomaestre debemos citar a Tania Sarmiento, Directora de la Fundación;
Cecilia Vicuña, Directora de Marketing de la Fundación; Felipe Cardoso, Asesor
en Comunicación de la Fundación y nuestro hermano, el Guía Turístico Juan Muñoz
con quienes compartimos inolvidables días y quienes nos hicieron sentir como en
casa.
Cómo lo expresé en una entrevista en Radio Católica de Cuenca, donde fui invitado gentilmente, “todo
esto, que la Gracia de Dios me está permitiendo vivir, se lo debemos a El y a un
Proceso de Paz, que se basó en la sinceridad y confianza; condiciones
imprescindibles para que sea duradera”. A pesar de que hubo sacrificios de ambas
partes (“no hay merienda gratis ni se puede hacer tortillas sin romper
huevos”), los resultados logrados confirman que el sacrificio valió la pena. Lo
cierto que las generaciones actuales y futuras ya gozan y gozarán los frutos de
la paz como en los pueblos de ambos lados de la frontera y la paz no permitirá
que la muerte segará vidas humanas en
luchas fratricidas. Nosotros como viajeros lo experimentamos sintiéndonos
plenamente bienvenidos cuando íbamos a restaurantes, en la calle cuando
conversamos con ecuatorianos de todas las edades quienes siempre tuvieron una
palabra de hermandad.
Por lo expresado no me queda duda en señalar a Cuenca como un
destino del cual terminaremos, definitivamente, enamorados. Un lugar con
“ángel”.
Nuestro viaje a Cuenca
con visita a la ciudad de Guayaquil empezó en Lima y en un poco más de 90 minutos
llegamos al aeropuerto de Guayaquil, ciudad donde estuvimos 3 días muy
gentilmente atendidos por funcionarios del Distrito Metropolitano de Guayaquil,
encabezada por un eficiente alcalde, Jaime Nebot Saadi.
Santiago de Guayaquil, fundada en 1537 por Francisco de Orellana, es una ciudad para descubrir. A
pesar no tener un Centro Histórico como el de Cuenca tiene como atractivo un atractivo Malecón adyacente y a lo largo
del río Guayas con imponentes edificios como el del Municipio, el de la
Universidad de Artes, la Torre Morisca, el hemiciclo La Rotonda, la Rueda, el
Faro al que se accede subiendo 444 escalones y el Barrio de Las Peñas. Todo
ello lo apreciamos caminando a lo largo del malecón y también navegando en una
embarcación a lo largo del río Guayas.
Otro de los atractivos de Guayaquil es el Estero Salado, el Parque de la Iguana con
la presencia de innumerables de estos
saurios, los afluentes del río Guayas (los ríos Daule y Babahoyo) y otros.
Guayaquil es una ciudad de corte popular con carácter, alegre
y con mucho movimiento comercial. Su comida es reflejo de ello, lo mismo que
debe ser conservado como tal y afortunadamente los esfuerzos están encaminados
hacia ello a través de la revaloración de sus restaurantes populares llamados “las huecas”, al esfuerzo de centros
académicos como la Escuela de los Cheffs
ISAC (y su Director el afamado cheff Santiago Granda) y la Feria Gastronómica
Raíces que en julio pasado organizó su primera edición.
Guayaquil también es una ciudad que ofrece cultura, diversión
y muchas oportunidades para “vivir la vida”.
El cuarto día (17 de
octubre) muy
temprano (lo recomendable) continuamos el viaje por tierra rumbo a Cuenca
acompañados de un magnífico guía, Juan Muñoz. Llegamos al kilómetro 26 desde donde se puede llegar a Huaquillas en 3 horas, a
Riobamaba y a Cuenca, que era nuestro destino. Pasamos por la Reserva Ecológica de los Manglares de Churute hasta llegar a Puerto Inca a orillas del río Cañar, donde
desayunamos típica y fabulósamente en el Hotel Gran Puerto Inca, excelente
alternativa para quienes no solo viajan desde Guayaquil sino desde el norte
peruano, vía Aguas Verdes.

Luego de este reparador desayuno continuamos el viaje por la Vía Colectora Puerto Inca-Cuenca hasta
nuestra próxima parada, el Parque
Nacional de Cajas, un Humedad de Páramo en cuyas casi 30,000 has hay 765
cuerpos de agua y 230 lagunas quienes forman parte de un Sistema de Vulcanismo
Viejo. Pasamos por Molleturo, zona
de neblinas y antigua capital del reino de los Cañaris; luego pasamos por Tres Cruces, la Laguna Toreadora, el Jardín (Santuario) de la Virgen de Cajas
donde Patricia Talbot, a fines de los 80s convocó a multitudinarias
peregrinaciones tras la visión que tuvo de Nuestra Virgen María en 1988. En lo
alto de esta zona hay una roca de apariencia innegable a una imagen de la
Virgen.
Cerca a esta zona está Dos
Chorreras donde hay muy buenos alojamientos, piscigranjas y lugares de
rodeo y corridas de toros.
Tras este paso llegamos al propio Parque Nacional (donde solo
está permitido el ingreso diario de 114 personas) y en donde realizamos una
pequeña caminata alrededor de la laguna
Llaviuca acompañados de un excelente anfitrión, el señor Juan González Harris un descendiente del Mariscal La Mar y un
especialista de Relaciones Internacionales formado en Estados Unidos y
residente en la zona, a quién saludamos desde estas líneas.
Cajas es un Bosque
Montano Alto con una impresionante flora y es el highlight de esta ruta, antes
de llegar a Cuenca.
Tras sortear alturas de 4,167 msnm en Tres Cruces y quedar
maravillados con el verdor costero, zona de manglares y humedales, llegamos a
la majestuosa Cuenca.

Nos esperarían tres intensos días donde recorreríamos sus
calles y admiraríamos el intenso sentir religioso de una ciudad que tiene 52 iglesias, 17 de las cuales están situadas
en su Centro Histórico, Patrimonio Cultural de la Humanidad desde 1999; sus
casas coloniales y la ruta francesa;
museos como el de Las Conceptas y el Museo Municipal de Arte Moderno;
visitaríamos emprendimientos como el de la familia
de Homero Ortega y sus afamados sombreros de Panamá hechos con paja toquilla
(tejido declarado Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad), Ecuagena,
donde se investiga, propaga, conserva y comercializa cientos de variedades de
orquídeas, la Casa Museo de la Makana de José Jiménez, artesano de la técnica
ancestral de tejido IKAT, el tradicional
“El Pan de las Hermanas Villacis” y al maestro joyero artesano Milton
Pullopaxi del Museo de la Joyería Cuencana; así como también propuestas de
agricultura orgánica como “Cuadruco” de Gregorio Villacis. Tampoco debemos
dejar de mencionar a la Empresa de
Telecomunicaciones, Agua y Saneamiento (ETAPA), empresa pública no solo de
excelente servicio sino también rentable.

Cuenca cuenta con una amplia oferta hotelera de aproximadamente 220 hoteles, hosterías y hostales
con una capacidad de más de 9,000 camas. Hoteles de todo precio y de muy
buena calidad como la Mansión Alcazar,
el San Juan (donde nos alojamos y nos trataron maravillosamente), EL Hotel
Santa Lucía, el Azul de la Plaza,
entre otros. Cuenca también cuenta con
baños termales, los cuales han sido transformados en muy buenos spa como Piedra del Agua y sus extraordinarias
instalaciones y la hostería Durán
que cuenta con instalaciones de lujo.
Ni qué decir de sus restaurantes como El Mercado, El Tucuman, Dos Sucres, El Cristo del Consuelo, Tiestos,
Lola y centros de diversión como el Jazz Society Café, el Mayu, Jodoco y Yaku
Lounge por citar solo cuatro. Y por supuesto no podemos citar a La Warmi de Catalina Abad y Tatiana
Rodríguez quienes nos dieron una clase de cocina vivencial de Ecuador. Una
maravilla¡
Y si de diversión se trata, en Cuenca la aventura está al
alcance de la mano en actividades como el trekking, cabalgatas, escalada en
roca,canopy y otros. Para los amantes de los extremo¡
La Atenas del Ecuador
cuenta con muy buena gastronomía, fusión de lo andino con lo europeo tal como lo es su vida cultural, sus
artesanías, sus costumbres, sus fiestas religiosas y tradiciones. Sin embargo no por esa fusión no se
deja de preservar y sus costumbres ancestrales provenientes de culturas como la
Cañaris.
Este artículo pretende ser una primera mirada de un viaje
maravilloso y que seguirá siendo contado en una serie de artículos más sobre
nuestra visita a estas dos ciudades.
Con cargo a de relatar con mayor detalle nuestras
experiencias tanto en Cuenca como en Guayaquil, terminamos esta nota sin antes
agradecer a todos los mencionados (personas, organizaciones e instituciones),
donde nos atendieron increíblemente bien y nos hicieron sentir como en nuestra
casa.
Cuenca está de
aniversario el próximo 3 de noviembre y se prepara para celebrar y como no podía ser de otra
manera lo hará trabajando cuyos frutos son el Festival de la Lira, VI certamen de Poesía Hispanoamericana (6-9 de
noviembre del 2017), el VI Festival de Cine La Orquídea de Cuenca (24 de
noviembre- 1 diciembre del 2017) y el Festival Gastronómico Internacional
“Cuenca entre Sabores”) (3 y 4 de noviembre). Mención aparte es el hecho
que hará unos días, la prestigiosa Universidad
de Azuay celebró su aniversario número 50 formando profesionales de alto
nivel.
Como toda ciudad, tanto Guayaquil y Cuenca tienen agendas
pendientes. Cuenca requiere reformar su sistema de transporte y como parte de
ella se apresta a reiniciar los trabajos de construcción de un Tranvía de transporte público de
pasajeros y Guayaquil, mejorar el
manejo de residuos sólidos y la remodelación de las zonas adyacentes a una de
las principales avenidas, la 9 de octubre. En el caso de Guayaquil hay una
obra ya en estudio que tendrá un gran impacto, vale decir la construcción de un Teleférico que unirá Santa Ana con el
Malecón adyacente al río Guayas. No dudamos que ello se lleve con éxito
pues sus dos alcaldes tienen una comprobada y eficiente gestión, algo
reconocido por muchos ciudadanos de ambas ciudades con quienes tuve oportunidad
de conversar en mi paso por sus calles.
Deseamos el mejor de
los éxitos a las gestiones de las autoridades del Distrito Metropolitano de
Guayaquil y la Municipalidad de Cuenca quienes se han empeñado en una alianza
estratégica que permita desarrollar un Corredor Turístico que una tres
importantes destinos turísticos del hermano país del Ecuador; las Islas
Galápagos y las ciudades citadas.
Salud con un Canelazo¡¡¡
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