No hay duda que la tecnología ha traído un cambio importante en nuestras
vidas. La influencia del internet, las redes sociales, el uso de los
smartphones, entre otros han achicado
las distancias y ha permitido una interrelación entre las personas nunca antes
vista. Estos cambios son irreversibles y traen consigo también algunos
problemas que ya los percibimos.
El flujo de información es inmenso y con una oferta casi infinita. El
lector está obligado a ser muy selectivo a la hora de consumir información. Prácticamente
tenemos todo a la mano con tan solo un “click”. Otro de los hechos relevantes
es que las relaciones interpersonales se han modificado dramáticamente y
llegamos a las paradojas de ver 3 personas sentadas en una mesa de un café y
cada quien revisando su “facebook” o intentando comunicarse con alguien ajeno a
la mesa de reunión.
Los cambios tecnológicos han permitido conocer a personas que están a miles
de kilómetros con quienes nos comunicamos permanentemente en desmedro de las
comunicaciones cercanas o “face to face”.
Ello se refleja en todos los ámbitos de la vida cotidiana. Desde el trabajo
hasta las cuestiones personales. La vida diaria está llena de stress y el mundo
antes “ancho y ajeno”, hoy es una “aldea global”.
Esto trasciende también a como nos informamos a la hora de ver un destino
de viaje y cómo queremos pasar las vacaciones. Una tendencia más creciente es
la búsqueda de lugares donde “desconectarnos” del tráfago de la vida citadina. Esto se ha traducido en las opciones de
turismo “vivencial”, donde compartimos experiencias, alojamiento y la vida
diaria en comunidades remotas. Varios son los lugares que ya ofrecen
interesantes programas como en Huaraz, Puno, el Valle del Colca, Cusco, entre
otros. Sin embargo aún en los lugares más alejados hay conexión de telefonía celular
e incluso internet y todo ello no termina de “desconectarnos” de la ciudad.
Ahora que ya se habla de problemas derivados de la dependencia a la
tecnología, no solo se busca un lugar alejado donde compartir sino que estos
viajes se conviertan en una especie de “cura de la dependencia de las TICs”.
Toda una paradoja se vuelve esta búsqueda pues para “desconectarte” tienes
que iniciar antes todo un proceso de búsqueda de opciones que normalmente no
son tan publicitadas y por tanto menos conocidas. Es por ello que los
operadores turísticos como ECOAVENTURA VIDA cumplen un papel muy importante
pues sirven de enlace entre los demandantes de nuevos servicios o servicios
“modificados” y la oferta existente buscando la máxima satisfacción con
estándares de excelencia y a precios al alcance de los presupuestos de quienes
buscan estas nuevas formas de viajar.
Comer sano, realizar caminatas que ponen a prueba nuestro temple y estado
físico, dormir en casas rurales, compartir experiencias de vida; son unas de
las posibilidades que puede encontrar un viajero.
Recuerdo dos experiencias en forma particular, una de ellas en la comunidad
de Humachucco en la Cordillera Blanca y otra en la comunidad de Llachón mirando
el Lago Titicaca. Gente amigable, paisajes inolvidables, comida sana y
experiencias revitalizadoras fueron parte de estas estadías que permitió que “recargáramos
las pilas” y volviéramos a enfrentar la vida diaria, llena de retos y
dificultades.
https://www.ecoaventuravida.com
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