Vemos por las cámaras de la televisión como autos, camiones, motos y
cuatrimotos surcan las candentes arenas del desierto peruano en la versión del Dakar 2013 e imaginamos lo
que pudo ser esta empresa para los antiguos peruanos hace cientos o miles de
años. Sin ropa apropiada, ni ninguno de los adelantos de hoy en día; el hombre
peruano supo descubrir los secretos de la naturaleza y guiándose con sus conocimientos
sobre astronomía y otros, pudo derrotar las inclemencias del clima, de la geografía
y en una lucha tenaz contra la
naturaleza, conquistar vastos territorios.
El caminar para el hombre significó la única alternativa de supervivencia,
cuando aún era nómade. Supo descubrir el fuego, la rueda o equivalente, dominar
la metalurgia y construir las primeras armas con las cuales empezó a cazar y
también a pelear contra otros seres humanos.
El hombre asiático cruzó el Estrecho de Bering y pobló América y
enfrentando el frío de Alaska continúo su camino al sur. De aquellos
hombres seguramente somos descendientes. En su paso se refugió en cuevas,
cazó, recolectó y en algún momento de la historia se “cansó” y comenzó a ser
sedentario, a domesticar plantas y animales. Se crearon los primeros centros
poblados y culturas y en el territorio que hoy es peruano, al norte de Lima, en
Caral se creó la primera ciudad, tal como hoy la conocemos.
Hoy en día todo este proceso constituye la base de lo que son los deportes de aventura. El caminar,
subir montañas, los deportes acuáticos y subacuáticos, la lucha, las cabalgatas
y otras actividades son expresiones
resultantes de lo que ha sido el devenir del ser humano a lo largo de los años.
Hoy el objetivo no es la supervivencia sino una lucha constante no solo
contra sus ocasionales rivales sino contra si mismos. Todo ello explica por qué los seres humanos se internan en los desiertos, cruzan valles, trepan montañas;
sometidos a condiciones extremas. Es la búsqueda por ser el más resistente, el
más fuerte, el más veloz, el más osado. Para ello se requiere no solo una
exigente preparación física y un estado de salud a “prueba de todo” sino sobre
todo temple y espíritu indomables.
Un día en torno a una fogata nuestra especialista en alta montaña en Ecoaventura
Vida, Lourdes Ascue, nos hacía entender por qué los seres humanos se sientan
alrededor del fuego y abren sus espíritus. La razón era muy simple, ese era el
momento cuando el ser humano , en los inicios de la humanidad, descansaba o se
interrelacionaba con su familia, los de su tribu o sus pares durante una travesía en busca de un mundo mejor.Esto explica uno de los momentos cumbres de la vida al aire libre: el campamento y el sentarse alrededor de una fogata.
Miles de años han pasado. Hoy la tecnología provee de ropa, equipos y toda
clase facilidades para practicar los llamados "deportes de aventura". El deseo de conquistar altitudes increíbles,
cruzar desiertos y mares, correr distancias alucinantes; en suma enfrentarse a
retos cada vez más imponentes, sigue siendo el “leit motiv” de muchos seres
humanos.
Desde aquí rendimos homenaje a todos aquellos hombres que se desafían a si
mismos y a la naturaleza y les reiteramos
nuestra admiración.
https://www.ecoaventuravida.com
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