Una noticia me llamó la atención en la edición dominical del diario El Comercio. Comunidades alto andinas de Huancavelica y Puno han logrado exportar 6,665 kilos de tops (fardos de fibra de alpaca procesada) a una empresa italiana. Sin duda alguna un gran éxito logrado con el apoyo generoso de ONGs europeas.
Sin embargo hay en el transfondo de esta nota algunos puntos que aclarar: no todos los intermediarios comerciales “son malos” y menos aún son innecesarios. Es cierto que hay que rescatar los valores milenarios de estas comunidades como la solidaridad y el trabajo conjunto a fin de “reinventar” el quehacer de estas comunidades; pero de ahí a vender un mensaje “ideologizado” es otra cosa. El tema es cómo lograr que esta incipiente exportación sea sostenible en el tiempo y que la “ayuda bienintencionada” de esas organizaciones no gubernamentales no sea solo un paleativo sino impulsora de un emprendedurismo con futuro. Es posible impulsar la asociatividad (“La unión hace la fuerza”) pero de ahí a decir que la “venta sin intermediarios” es un gran logro es olvidar que en un mundo globalizado, no se pueden obviar los canales de comercio ya existentes. Lo demás es “soñar con quimeras” y ofrecer un camino sin destino. Es bueno dar pasos pero nadie debe pensar que “está descubriendo la pólvora”.
Un punto que hay que resaltar es que no sigamos siendo exportadores de materias primas o productos con bajo valor agregado sino todo lo contrario. ¿Por qué solo apuntar a vender “tops” y no desarrollar en esas comunidades, un sector artesanal intensivo en mano de obra y de altísima calidad?. Solo el 10 % de la fibra se exporta como producto terminado y se produce muy poca fibra “premiun”. Ahí está el verdadero reto.
A ello, sumémosle el apoyo que debe brindar el Estado en todos sus niveles (no solo el Gobierno Central) para combatir el problema climático que tanto afecta a los peruanos andinos del sector alpaquero que paradójicamente está en pobreza, muchas veces extrema.
Finalmente, temas de reciente debate en el CADE 2011 como la innovación e inversión en ciencia y tecnología involucran a este sector de alpaqueros. Mejoras genéticas permitirán una mejor fibra y mejores productos a mayor precio. La alianza entre Estado-Empresa Privada-Comunidades Andinas es imprescindible e impostergable. Esa es la verdadera “inclusión” de la que se “llenan la boca” tantos políticos.
Sin embargo hay en el transfondo de esta nota algunos puntos que aclarar: no todos los intermediarios comerciales “son malos” y menos aún son innecesarios. Es cierto que hay que rescatar los valores milenarios de estas comunidades como la solidaridad y el trabajo conjunto a fin de “reinventar” el quehacer de estas comunidades; pero de ahí a vender un mensaje “ideologizado” es otra cosa. El tema es cómo lograr que esta incipiente exportación sea sostenible en el tiempo y que la “ayuda bienintencionada” de esas organizaciones no gubernamentales no sea solo un paleativo sino impulsora de un emprendedurismo con futuro. Es posible impulsar la asociatividad (“La unión hace la fuerza”) pero de ahí a decir que la “venta sin intermediarios” es un gran logro es olvidar que en un mundo globalizado, no se pueden obviar los canales de comercio ya existentes. Lo demás es “soñar con quimeras” y ofrecer un camino sin destino. Es bueno dar pasos pero nadie debe pensar que “está descubriendo la pólvora”.
Un punto que hay que resaltar es que no sigamos siendo exportadores de materias primas o productos con bajo valor agregado sino todo lo contrario. ¿Por qué solo apuntar a vender “tops” y no desarrollar en esas comunidades, un sector artesanal intensivo en mano de obra y de altísima calidad?. Solo el 10 % de la fibra se exporta como producto terminado y se produce muy poca fibra “premiun”. Ahí está el verdadero reto.
A ello, sumémosle el apoyo que debe brindar el Estado en todos sus niveles (no solo el Gobierno Central) para combatir el problema climático que tanto afecta a los peruanos andinos del sector alpaquero que paradójicamente está en pobreza, muchas veces extrema.
Finalmente, temas de reciente debate en el CADE 2011 como la innovación e inversión en ciencia y tecnología involucran a este sector de alpaqueros. Mejoras genéticas permitirán una mejor fibra y mejores productos a mayor precio. La alianza entre Estado-Empresa Privada-Comunidades Andinas es imprescindible e impostergable. Esa es la verdadera “inclusión” de la que se “llenan la boca” tantos políticos.
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