Los fines de año y en particular la Navidad son momentos que nos retan a
pensar no solo en uno sino en los demás. A pesar de los avances en los campos
económico y social, en el Perú aún hay mucha gente que pasa por carencias;
panorama que cada día urge cambiar con mayor imperativo.
Sin embargo esto no nos debe ocasionar que seamos pesimistas sino
plantearnos la necesidad de ser mejores y ser parte del cambio que todos
queremos, sin duda alguna.
Este año nuestro país está afrontando un panorama preocupante en el terreno
de la seguridad, retraso en importantes inversiones, un crecimiento económico
menor a lo esperado y un panorama político lleno de dudas. A ello se contraponen ciertos avances
en materia de educación, el inicio de nuevas administraciones regionales y
municipales –con la lógica esperanza de un panorama mejor -, la consolidación
de la internacionalización de la gastronomía peruana y al haber sido país
anfitrión de una exitosa organización de una importante conferencia a nivel
mundial relativa al Medio Ambiente (en octubre del próximo año lo seremos de la
Asamblea Anual del FMI y Banco Mundial).