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viernes, 14 de septiembre de 2012

TURISMO VIVENCIAL E INCLUSIVO



Mucho se habla hoy en día de inclusión, de emprendimientos y de igualdad de oportunidades. Se “descubre” el mundo andino con “ojos de citadinos” y esa cosmovisión es objeto de interés en todos los campos y el turismo no puede dejar de ser uno de ellos.
No hace mucho, las comunidades nativas más conocidas eran los Yaguas en Loreto así como los Uros y Taquile  en Puno; pero gracias al apoyo de agencias de cooperación internacional de gobiernos amigos o de algunas ONGs se han trabajado proyectos, ya exitosos, en algunos lugares tales como Llachón, Capachica, Amantani en Puno, Honcopampa en Ancash, el  Valle del Colca en Arequipa, Chinchero y otros más en Cusco; por citar algunos.
¿Ahora que entendemos por “vivencial”? Creemos que es aquella forma de compartir nuestras vacaciones o tiempo libre en lugares “auténticos”, durmiendo en casas de los habitantes del lugar, comiendo de su misma cocina y haciendo las labores diarias que todos los comuneros hacen. ¿Esta definición tan simple es una forma verdadera o no de acercarnos a estas cosmovisiones?
Creemos que aquí está el punto. Muchas comunidades aprovechan el interés de los viajeros por conocer más cerca sus costumbres y compartirlas e inventan circunstancias o se da el caso de aquellos que van a ver con el ánimo de “descubrir nuevas emociones” pero no respetando una posición de “igual a igual”. Creemos por tanto que ni una ni otra posición ayuda a un desarrollo de esta forma de aproximación intercultural.
Sobre el papel de algunas ONGs debemos decir que su papel algunas veces no ha sido sincero. Su interés algunas veces ha sido para justificar el gasto de recursos conseguidos en los circuitos financieros del “primer mundo” y no para generar una sincera propuesta de desarrollo. Sabemos de algunos casos que luego de haber “financiado” algunos proyectos, han buscado favorecerse de ellos mediante negocios particulares. Felizmente que estas situaciones no son las mayoritarias.
Las propuestas vivenciales, entendiéndose éstas como la búsqueda sincera de intercambio de experiencias en igualdad de condiciones, supone que los operadores también participemos de manera honesta y paguemos a las comunidades “precios justos” así como “en forma oportuna” y no llevándonos “la parte del león”. Incluso muchos viajeros vienen con esta preocupación y están atentos que se produzca  de esta forma.
Ahora bien, como se habrán podido dar cuenta hemos estado hablando solo de experiencias en el ámbito rural, ¿pero es posible hablar de “turismo vivencial” en las ciudades e incluso en una ciudad inmensa como Lima?. Creemos que sí, si definimos el término “vivencial” como  “el vivir el día a día”. Nosotros, ECOAVENTURA VIDA, ofrecemos paseos en la ciudad en buses de servicio ´público, en ciertas horas que no sean las “horas punta por obvias razones, o ir a zonas de la periferia para que los viajeros vean por ejemplo los emprendimientos en la zona industrial de Villa El Salvador o la zona de la Panamericana Norte, donde se ofrecen construcciones de madera. Otras de las formas de “vivir” una ciudad es ir a los mercados de abastos, algo que hoy es replicado en los llamados “tours gastronómicos” o simplemente pasear a pie por el Centro Histórico o por las calles “no turísticas” de Pueblo Libre o Barranco, por citar dos distritos. Otra forma de vivir estas experiencias es compartiendo la vida diaria en casas como lo hacen los estudiantes de intercambio, por ejemplo.
El mayor aporte es este tipo de turismo es que aquellos que han participado en estas experiencias se van con mayor tolerancia, con una visión del mundo más amplia y con un genuino respeto a las diferencias entre los seres humanos. Creemos que el mundo necesita de más personas con estas visiones, con estas posturas de vida y menos prejuicios. Muchas guerras se habrían evitado si la humanidad hubiera compartido de manera más sincera.

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