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miércoles, 9 de junio de 2010

Arequipa, una ciudad moderna y con tradición



AREQUIPA, CIUDAD BLANCA DEL PERÚ
Ciudad muy singular, Arequipa es denominada con mucha justeza la segunda más importante en el país, por su desarrollo económico, social y cultural. Demográficamente va superando el millón de habitantes, como consecuencia de su natural crecimiento y por los procesos migratorios, fundamentalmente de los departamentos aledaños.

Justamente los pueblos vecinos son atraídos por ser un polo, un espacio de desarrollo no solo de tipo colectivo también y lógicamente para cada persona o familia que se instala en esta ciudad buscando concretar sus ilusiones y mejorar su calidad de vida.

El visitante que recién conoce Arequipa, probablemente la encuentre distante y distinta de Lima y de otras ciudades de nuestro Perú, menos bulliciosa que Lima, más ordenada y limpia, con su antiguo centro urbano de una arquitectura peculiar y colonial impresionante, de tantos vestigios culturales, todos de sillar, un material propio de la zona que le da el clásico y típico color blanco a estas construcciones. Por ello y, otras razones sociales que en este texto no voy a referirme, fue denominada y largamente conocida como: ’’ la ciudad blanca ¨.

A pesar de la natural resistencia al cambio, esta área central, como muchas ciudades, va siendo cada vez ganada por el incesante comercio, el desarrollo industrial y otros servicios, y en consecuencia va modificando su fisonomía.

También el visitante podrá percibir el rápido crecimiento de la ciudad pues lo nuevo, la modernización se hace evidente en diferentes aspectos del espacio urbano, en sus edificaciones, en todas las actividades económicas y sociales, dando la impresión de una ciudad social y económicamente casi homogénea, donde los extremos sociales no son visibles y en consecuencia pareciera no haber lugar para las grandes desigualdades sociales.

A diferencia de otras ciudades, todavía es posible, apreciar la convivencia entre lo antiguo, y como parte de ello el verde de sus praderas, y lo nuevo, como una de las muestras de que la tradición puede ser felizmente articulada a lo moderno.

Y si de gastronomía se trata, encontraremos lugares muy acogedores, donde es posible disfrutar entre otras delicias, de los platos típicos, frecuentemente renovados y cuya fama es cada vez mayor y supera nuestras fronteras.

Sin embargo, este juicio positivo, suele entrar en serias contradicciones cuando nos ponemos a visitarla, caminarla, mirarla más y entablar conversaciones con sus moradores, especialmente con quienes se sienten parte de esa Arequipa - baluarte de una muy respetable y reconocida tradición, de esa identidad forjada por el viejo cuño de una estirpe que ya fue - y consideran que la avasallante modernización y las migraciones, han ido ganando terreno, desdibujándolos, dejándolos casi sin identidad, añorando y afligiéndose por el pasado y lo que es más, viendo que la ciudad se extiende de manera desordenada y cada vez más caótica, con un asfixiante parque automotor, con insuficiente o escasez de empleo, entre otros y cada vez más presa de la delincuencia.

En todo caso, creo que las reflexiones y explicaciones al respecto, no son tan simples ni tan lineales. Es lógico sentir que esa Arequipa que siempre fue reconocida por su férrea identidad y tradición, va viviendo los conflictos propios de muchas ciudades, que con el paso del tiempo y con los procesos sociales que ya hemos referido (camino al cambio, y muchas veces al progreso) necesita recrearse, avanzar sin perder su identidad pero dejando que esa tradición de otrora, pueda también tomar algunos elementos de sus nuevos moradores, o de aquellos que estando siempre en ella, no fueron visibilizados.

Unos y otros, deben retomar lo constructivo, valorar la ciudad que los alberga y todos sus marcos culturales, incorporar a lo propio, lo nuevo o lo diferente y seguir afirmando ese sentimiento por la patria chica, motor del esfuerzo, de los cambios, de la vida en comunidad, de la fuerza characata que siempre, promovió la concreción de muchos sueños, remeció y lidero muchos momentos y etapas en el devenir histórico nacional.

En fin, todo cambio, requiere de la participación de todos, (aunque ello, nos parezca ya una quimera), debemos ir hacia ese horizonte y pensar y hacer que esta ciudad se pueda remozar permanentemente sin perder su sello, es decir, camine al encuentro entre lo moderno y la tradición, superando los desafíos de la globalización.

Será clave una movilización permanente para que toda su gente sean realmente los actores sociales de un cambio, planificado, consensuado y felizmente impulsado, de tal forma que todos se sientan incluidos, con un alto sentido de pertenencia y respetando las naturales diferencias entre unos y otros. Recordemos que podemos encontrarnos de tantas formas en nuestra diversidad.

De ser así, siempre encontraremos una Arequipa que para los propios y visitantes siempre será una ciudad que reedita su pasado, nos muestre su progreso permanente y pueda abrirse al mundo sin dejar de afirmar su identidad, como la fuerza que se regenera al pie del Misti.
Desde este lado de la mágica bruma, sus amigas y amigos de,
ECOAVENTURA VIDA


1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola amigos de ECOAVENTURA VIDA,
Soy guía de turismo y quiero felicitarles por vuestro blog, super interesante,actual y con temas muy importantes.les vengo leyendo desde el año pasado, pero recien les dejo este saludo.Si tienen un boletin sería bueno para q me hagan llegar.
Saludos,
MigueL Angel Torres.