Hoy Raúl Castro en su columna semanal
en el diario El Comercio escribe sobre un imperativo que afronta el Centro
Histórico de Lima, vale decir cómo enfrentar la creciente inseguridad, desorden
y falta de limpieza.
Lima hasta hace 3 años estaba en camino a convertirse en una de las
capitales de Latinoamérica con mayor proyección gracias al trabajo de sus
autoridades y a la inversión privada.
Sin embargo la ineficiencia de sus autoridades a todo nivel ha frenado ese
avance. Todo lo que tenemos hasta hoy son algunas actividades culturales y la
construcción de un eje peatonal en las calles
Ica y Ucayali, así como la ejecución de la conversión a vía peatonal de
la cuadra 1 del Jr Carabaya adyacente a Palacio de Gobierno y la cuadra dos de
Jirón Ancash y PUNTO.
Aún los proyecto de la empresa Lima Express caminan lentamente, quizás
esperando una respuesta de las autoridades que permitan que sus inversiones
encuentren respaldo en cuanto a seguridad y orden.
Las nuevas inversiones son contadas pero importantes como el muy buen restaurante
bistró Blanchaert (Colmena 1018), la Casa Belga (cuadra 2 de Azángaro), el siempre agradable y hospitalario Olvídate Bar de Lima
(Contumazá 951, espalda de la Plaza San Martín), el Embarcadero 41 (Pasaje
Olaya) y algunos otros emprendimientos.
Otros se consolidan sobre todo alrededor del Circuito de la Plaza San Martín
como El Directorio que se destaca por su estilo alternativo, seguridad y
limpieza de sus baños (gracias a nuestros amigos Pedro, Gerardo y todos sus
colaboradores), El Yacana, el Bar Zela, Estadio, el Rincón Cervecero, el Bar
del Hotel Bolívar y el Bolivarcito y sus poderosos piscos, el Munich y sus
piqueos de embutidos (el sótano del Jirón de la Unión 1044), el Queirolo y sus
platos criollos (esquina Quilca y Camaná) y un poco más alejado, el histórico
bar del Hotel Maury (Carabaya y Ucayali).
Como ya dijimos en algún post anterior, es necesario que algunos de estos
lugares sean remodelados –sin perder su esencia – y sobre todo que mejoren sus
instalaciones sanitarias. Los clientes se lo agradecerán y para que periodistas
como Castro no se refieran a quienes vamos a divertirnos al Centro Histórico
como “comandos que vamos en una misión peligrosa”. Es cierto que las calles se
han vuelto más peligrosas pero no al punto de dejar de ir por allá. Solo se
requiere algo tan simple como decisión para enfrentar el problema y destinar
recursos humanos (policías y serenos) y materiales (como camionetas, cámaras y
otros) que permitan no solo brindar seguridad sino tener una respuesta al
momento de que ocurriera un incidente.
Esperemos que en un próximo post hablemos de un Centro más amigable y
seguro y comentemos la inauguración de nuevos emprendimientos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario