“Máxima satisfacción al mínimo costo” es el sueño de todo consumidor y no podía dejar
de serlo también para un viajero.
Hoy en día vivimos interconectados y por tanto recibimos un flujo
inmenso de información y con ello hacee posible cumplir en parte de ese sueño.
Sin embargo son pocos los que lo logran
pues no toda la información que fluye está actualizada, es incompleta o en el peor de los casos, no es cierta.
Un ejemplo de ello es la información de los vuelos disponibles para realizar nuestro viaje soñado. Muchos
viajeros desean la máxima flexibilidad que les permita partir cuando lo deseen,
adelantado o retrasando el viaje de acuerdo a sus deseos. Sin embargo un pasaje 100 % flexible no solo es casi
imposible sino que uno que se acerque a este ideal resultaría demasiado caro
para la gran mayoría de viajeros.
Otro de los factores que hay que considerar es que viajar en el momento deseado no siempre es la mejor alternativa
porque quizás lo deseemos cuando muchos también lo desean (“temporada alta”) y si no realizamos las reservas del hotel con
anticipación, lo más probable sea que o que no encontremos ya espacios
disponibles para pernoctar o los precios se hayan incrementado por la
inexorable ley de la oferta y demanda.
Entonces no es posible lograr alcanzar ese “sueño” pues no solo tendremos que
pagar más que en épocas de menor demanda sino que quizás encontremos un flujo
tremendo de viajeros que transforme un paradisiaco lugar en un transitado
destino.
Algo que debemos tomar en cuenta para decidirnos por el presupuesto que se
acerque más a nuestro deseo de pagar lo menos posible es que al comparar diversas opciones no siempre, o
la gran mayoría de veces, las opciones son comparables. Sea por el tipo de hoteles, los valores agregados
ofrecidos e incluso algo más importante como es la seguridad que conlleva cada
una de las propuestas.
Si es el caso de los hoteles, aún los de la misma categoría compiten con la
ubicación más o menos segura, el tipo de desayuno ofrecido y algo que es muy
apreciado como la atención recibida. En el caso de los valores agregados en un programa turístico tenemos el tipo de
asientos que tienen las unidades vehiculares donde nos trasladamos –más o menos
cómodas para trayectos de larga distancia-, el conocimiento de los guías, las
horas de los vuelos escogidos (hay vuelos que parten a muy tempranas horas o
tienen muchas conexiones), la puntualidad en el cumplimiento de los horarios
establecidos y la atención que prestan por nuestro confort.
Un punto importante es la seguridad, hoy en día que el vivimos constantes ataques de
la delincuencia. No solo prestando las debidas medidas sino previendo posibles
escenarios y monitoreando el viaje a lo largo del mismo. Aún si viaja solo, es
recomendable que lo haga en programas organizados en compañía de otras
personas. Tome en cuenta que vuestra seguridad e integridad no tienen precio. Y
si se animara a viajar solo – de todas maneras- consulte siempre con un especialista
o conocedor del lugar de su destino vacacional y por supuesto remunere el
trabajo de quien lo atiende. No hay nada peor para un profesional del turismo, que saberse
usado con el pretexto de atender una cotización y lo único que el solicitante
de la info desea es que se le brinde información valiosa “a costo cero”.
No olvide de una máxima de la
economía “no hay lonche gratis”, que en buen cristiano significa que nada es
gratuito, todo se paga de una u otra forma. Todo tiene su precio y si “queremos
celeste, que nos cueste..pero no tanto”.
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