Si tuviera la oportunidad de
pintar, sin duda pintaría cada uno de mis viajes. Los cuadros tendrían
maravillosos colores, formas, matices, texturas, algunas sombras que dejan
entrever la magia y mucha luz que encienden y envuelven. Es que cada lugar
visitado es una fascinante experiencia que se queda impregnado en la mente y en
el corazón. No queda duda que viajar es la mejor forma de vivir cada minuto,
cada instante con más intensidad y pasión.
Mientras escribo este
artículo, aún siento la suave brisa del lago navegable más alto del mundo y uno
de los más bellos que he visto en este planeta – he visto y disfrutado de
muchos –, me refiero al Titicaca, lago que
comparten dos países hermanos. El Perú posee el 60 % y Bolivia el 40 % .
A diferencia de muchos lagos, éste es poseedor de singulares islas vivas en sus
176 kms de largo, 70 de ancho, 283 metros de profundidad y 3,812 msnm. Justamente hace lunas deseaba
conocer una de sus islas Amantaní (una de la islas más grandes del lago)
ubicada en el mismo corazón de este inmenso y sereno lago mar.
Han pasado varios días de
haber dejado esa entrañable isla en la parte alta del Titicaca, pero todos mis sentidos aún están encandilados con
la subyugante belleza de Amantaní, desde donde se puede observar los
espectaculares matices del lago y escenarios de vida simple, intensa y sabia de
sus habitantes que nos acogieron con alegría y orgullo de ser poseedores de una
maravilla natural que nos quita el aliento y al mismo tiempo ser creadores de
milenarias culturas. De hecho este lugar sería uno de mis cuadros favoritos.
No queda duda que viajar no sólo
significa conocer fascinantes
lugares, disfrutar de espectaculares
experiencias, comidas y demás actividades. Viajar también significa buscar y
ser parte de otras culturas, compartir con la gente de cada lugar, saber qué
piensa, qué quiere, qué siente, qué busca.
Me apasiona y motiva ver en directo, cómo los seres humanos han sido
capaces de desarrollar distintas formas de vivir, de pensar, de comunicarse, de
amar, de aprender, de crear e imponerse a sus limitantes y construir culturas
tan fuertes y resistentes como las rocas donde se levantan sus pueblos. Amantaní, al igual que Taquile, las islas de
los Uros, las islas de la península de Anapia, entre otras, son Islas llenas de
vida, de sueños, de ancestrales costumbres, pero de gente que está dispuesta a
diversificarse y de recrearse cada día.
Parte de esta diversificación es el
pujante desarrollo del turismo vivencial en las diversas islas del lago, todas
tienen un encanto especial para ofrecer al viajero que busca intensas y
singulares experiencias. Viajeros que buscan desconectarse por unos días del
mundo online, de la modernidad, del taladrante ruido de la polución y el estrés
y que desean conectarse con ellos mismos. De todas estas isla, por ahora me quedo
con mi inolvidable experiencia en el Islas de Amantani y Taquile.
Islas llenas de magia, de encanto
natural, de casitas de cuentos, caminos que llegan al cielo, adornados con flores de mil colores, entre
ellas mi flor preferida las dalias, de cultivos ancestrales como la papa, la
quinua, la oca, de gente amigable,
sencilla, dispuestas a dar lo mejor. Compartir con ellos, su casa, su
deliciosa comida, su historia, el respeto a su entorno, la conexión especial
con su inmenso lago, su música y baile a la luz de la luna, fue una de las
vivencias más intensas que pude regalarme, experiencia que deseo puedan tener
por lo menos una vez cada 2 años. No es un gasto es una acertada inversión.
¿Pero cómo llegar a estas fascinantes
Islas y ser parte de estas inolvidables y singulares experiencias?
Nada complicado. El itinerario de viaje
es el siguiente: primero se llega a la ciudad de Puno, puede ser vía aérea (vía
la ciudad de Juliaca) o por vía terrestre. La más recomendable es por tierra
desde la ciudad de Arequipa. En la ciudad altiplánica de Puno, se puede visitar
las chulpas preincas de Sillustani, realizar un city tour peatonal hasta llegar
al cerrito de Huajsapata, desde donde se observa toda la ciudad a orillas del
imponente lago. Puno es una acogedora ciudad a 3810 msnm, tiene todas las
comodidades y servicios de una ciudad moderna y pujante. Del puerto de Puno se parte a las diversas
Islas, en embarcaciones seguras y cómodas. La duración del viaje, es de acuerdo
a la isla elegida, por ejemplo a Amantani (cultura quechua) se llega en
tres horas de amena travesía por las ondulantes aguas del lago y a la
isla de los Uros (de la cultura Aimara) se llega en 40 minutos.
No cabe duda que cada viaje
es una nueva historia, una nueva forma de ver el mundo, la vida. No importa si
es la primera vez o segunda vez que se visite el lugar, siempre habrá algo
diferente, especial y único que nos sorprenda y atrapa. Está crónica no termina
aquí, ya estoy escribiendo la segunda
parte, con detalles, consejos, tips de viajes
y anécdotas de mis inolvidables días en estas dos encantadoras islas. No
se la pueden perder.
Si llegaste hasta
este parte de la historia, es posible que desees realizar un viaje similar a
este, pero por diversas razones necesitas una ayuda, una asesoría. Bingo!!
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