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martes, 17 de noviembre de 2009

Paseo por el Centro de Lima


CALIDAD EN EL SERVICIO

El otro día tomé un taxi con un viajero y le solicité que me trasladara desde el centro de Lima hasta Miraflores pasando por el Olivar de San Isidro y la Costa Verde. Ni bien empezó el servicio, pude avizorar que algo iría mal. El conductor manejaba mal como la gran mayoría de los taxistas en Lima, lo que era empeorado por las malas condiciones de las pistas y la casi inexistente red de semáforos coordinados.
El “paseo” no logró su objetivo, que el visitante conociera en una hora el lado moderno de la ciudad, pues el conductor buscaba atajos que le permitieran avanzar rápidamente obviando el compromiso inicial de ir por las zonas solicitadas. El conductor, que frisaba los 60 años, iba con el ceño fruncido y sin pronunciar ni una sola palabra, algo raro en los taxis de Lima pues es conocida la locuacidad de los choferes, muchas veces en exceso y algunas otras con impertinencia.

Desgraciadamente el conductor, como muchas personas que dan servicios a turistas, olvidó dejar sus problemas en casa, teniéndolos presentes justamente a la hora de dar el servicio.
En artículo anterior escribimos la importancia de de un buen servicio de taxis para los visitantes de la ciudad, aunque lógicamente no solo para ellos. Este servicio es la primera impresión que tiene una persona que visita al país y muchas veces, esta impresión revela los grandes problemas sociales que sufre nuestro país: el incumplimiento de las normas y el poco respeto a la autoridad así como el irrespeto, casi generalizado, por el derecho del prójimo.

Ahora que se está por inaugurar la ruta del Metropolitano y al constatar las inversiones en nuevas unidades de transporte público, habría que preguntarse si también se cambiarán las malas costumbres de los conductores de servicio público, si por fin las pistas serán refaccionadas con criterios de calidad o si nuestra Policía de Tránsito – con el apoyo de una red eficiente de semáforos – podrá dar un mejor servicio a fin de hacer que el tráfico en Lima sea mejor y nuestros visitantes no consideren su tránsito por las calles de Lima como una aventura lindante con el horror.

LA OTRA CARA DE LA MONEDA
El otro día recorría el centro de Lima con el fin de buscar nuevas alternativas gastronómicas y así poder recomendarlas a nuestros lectores.
Es así que caminando por la Calle Belén (Jr de la Unión) encontré una casona republicana muy bien restaurada, la Casa Belén (Jr de la Unión 1030) a pocos metros de la Plaza San Martín. Ahí funciona el Museo Andrés del Castillo (http://www.madc.com.pe/) , en donde se exhiben muestras de minerales del Perú, una colección de la Cultura Chancay y Vestimenta en el Antiguo Perú. Esta casona es la cuarta casa que existe en esa área y actualmente pertenece a la Asociación Andrés del Castillo luego de haber pasado por sucesivos dueños desde inicios de la Colonia. Esta asociación lleva el nombre de un joven estudiante de Ingenería de Minas, que partió de este mundo a muy temprana edad y cuyos padres han querido perennizar su nombre con esta obra.
Además de estos hechos que hay que resaltar, quiero hacer mención en especial a dos personas que realizan labores de seguridad en este museo. Me refiero a los señores RICARDO AQUÍ y LUIS GARCIA. Realmente fue una enorme y satisfactoria sorpresa constatar su cordialidad, su gran conocimiento de Lima y del propio Museo. Creo, sin temor a equivocarme, no haber visto en otro museo e incluso en la propia administración pública, personas tan comprometidas con su trabajo y con un servicio de tan alta calidad. Felicitaciones a ellos y a quienes han tenido el acierto de contratarlos.

Desde de este lugar de la mágica bruma.
Sus amigos y amigas de
ECOAVENTURA VIDA

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