Fuimos a La Herradura hará unos días. Como estuvimos de tarde no podemos dar fe de la “nueva iluminación” pero de hecho ha habido un esfuerzo por remodelar sus pistas, veredas y construir unas pérgolas de madera. La inversión privada ha hecho lo suyo. Los restaurantes han mejorado sus instalaciones y la “demanda” se ha hecho presente.
Sin embargo aún falta “verde”, en la playa quedan restos de lo que fue el intento de reponer la arena y el antiguo local donde funcionaba “La Máquina del Sabor” sigue en ruinas.
Es cierto que “Roma no se hizo en un día” pero los esfuerzos de un gobierno municipal con serias limitaciones para “aparecer como eficiente”, obligan a éste a “inaugurar” una obra que a todas luces está incompleta.
Un conocido y mediático urbanista exige integrar al Callao a la Autoridad de la Costa Verde y a la “sociedad civil especializada”. La verdad, lo que es necesario son “reglas claras” desde el Estado; que se haga obras públicas (ojo: municipios distritales) y el sector privado invierta respetando el derecho de todos a gozar de un “paisaje marino” que es interrumpido escandalosamente, de playas que pierden áreas públicas y protección ante peligros ambientales producidos, por ejemplo por estaciones de combustible.
Es necesario quelas “neuronas” de los funcionarios ediles funcionen. Pequeños ejemplos como “mini gimnasios públicos” deben ser replicados a lo largo de la Costa Verde. Así mismo hay que incentivar emprendimientos como las escuelas de surf, que hoy existen, y extenderlos al jogging, caminatas, vóley playa, etc. La asociación municipios-empresa privada tiene su exponente en las famosas “clínicas deportivas de la Coca Cola” por ejemplo.
El mencionado Jorge Ruiz de Somocurcio menciona que hay proyectos de inversión por US$ 200 millones de dólares a lo largo de la Costa Verde y en zonas altas del acantilado. En buena hora que sea así. Para ello solo se requiere que se plantee sin demoras qué Costa Verde queremos y que haya seguridad jurídica. Hacer extensiones de lo que es el tramo Chorrillos-La Punta, en los tramos Ventanilla-Callao y Chorrillos-Pucusana no solo es deseable sino imprescindible de cara a una Lima del 2035.
Sin embargo aún falta “verde”, en la playa quedan restos de lo que fue el intento de reponer la arena y el antiguo local donde funcionaba “La Máquina del Sabor” sigue en ruinas.
Es cierto que “Roma no se hizo en un día” pero los esfuerzos de un gobierno municipal con serias limitaciones para “aparecer como eficiente”, obligan a éste a “inaugurar” una obra que a todas luces está incompleta.
Un conocido y mediático urbanista exige integrar al Callao a la Autoridad de la Costa Verde y a la “sociedad civil especializada”. La verdad, lo que es necesario son “reglas claras” desde el Estado; que se haga obras públicas (ojo: municipios distritales) y el sector privado invierta respetando el derecho de todos a gozar de un “paisaje marino” que es interrumpido escandalosamente, de playas que pierden áreas públicas y protección ante peligros ambientales producidos, por ejemplo por estaciones de combustible.
Es necesario quelas “neuronas” de los funcionarios ediles funcionen. Pequeños ejemplos como “mini gimnasios públicos” deben ser replicados a lo largo de la Costa Verde. Así mismo hay que incentivar emprendimientos como las escuelas de surf, que hoy existen, y extenderlos al jogging, caminatas, vóley playa, etc. La asociación municipios-empresa privada tiene su exponente en las famosas “clínicas deportivas de la Coca Cola” por ejemplo.
El mencionado Jorge Ruiz de Somocurcio menciona que hay proyectos de inversión por US$ 200 millones de dólares a lo largo de la Costa Verde y en zonas altas del acantilado. En buena hora que sea así. Para ello solo se requiere que se plantee sin demoras qué Costa Verde queremos y que haya seguridad jurídica. Hacer extensiones de lo que es el tramo Chorrillos-La Punta, en los tramos Ventanilla-Callao y Chorrillos-Pucusana no solo es deseable sino imprescindible de cara a una Lima del 2035.
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