Ya ha transcurrido una semana del 2014 y el cambio climático empieza a
manifestarse de forma preocupante a través de fríos intensos en el hemisferio
norte mientras que en el sur, el calor es increíblemente inclemente. Entre
tanto hay noticias preocupantes respecto a la desglaciación e intensas lluvias
nos vuelven a encontrar desprotegidos en la sierra y en la selva central.
Las grandes potencias y el mundo en general siguen sin tomar acciones
urgentes para proteger la continuidad de la vida en la Tierra y los pocos
esfuerzos que se hacen se ven empequeñecidos por una agenda ambiental pendiente
y por prácticas que en el mediano plazo podrían terminar con la enormes áreas
como la Amazonía.
En el Perú los problemas son visibles pero los diferentes estamentos hacen
poco para enfrentarlos: la tala indiscriminada, la minería ilegal, la siembra
de cocales y la consecuente producción de drogas. Por un lado el comercio de
insumos químicos para la producción de cocaína así como para la minería no es
combatido de manera eficiente y la complacencia de las autoridades o la
ineficiencia en las tareas de interdicción hacen que el futuro lo veamos con
preocupación.
El calentamiento global está ocasionando también otros problemas cuyas
consecuencias ya se empiezan a sentir. Importantes nevados han perdido
importante porcentaje de sus nieves que en un momento se creían perpetuas lo
que está ocasionando ya escasez de agua. Zonas como lca y Nazca sufren el
llamado “estrés hídrico” lo que pone en peligro importantes inversiones agrícolas
en esas regiones. Desgraciadamente el ser humano no aprende de sus errores,
pues ya en el pasado la importante cultura Nazca desapareció como consecuencia
de la escasez de agua. Se espera que en el más breve plazo se empiecen las
obras que permitan el trasvase de aguas de la zona de Huancavelica a la costa
iqueña.
Mucho se ha escrito sobre la necesidad de una cultura que busque proteger
el medio ambiente. Por ejemplo, sobre el manejo de los residuos, el tratamiento
de las aguas servidas y el uso racional y eficiente de recursos escasos como el
agua y la energía; pero poco es lo que
se hace. Por ejemplo, son contados los distritos en Lima que tienen programas
de manejo y reciclaje de residuos y también pocos son los que tienen entre sus
prioridades sembrar árboles o manejar proyectos destinados a incrementar las
áreas verdes en la ciudad. El distrito de Lince es uno de los pocos que cuentan
con un programa que busca que las
azoteas sean “espacios verdes”.
Lima tiene un sinnúmero de problemas aún en vías de resolverse. La
contaminación producida por su parque automotor aún no tiene como contraparte
acciones urgentes de sus autoridades. El programa de reordenamiento del
servicio de taxis aún no es puesto en marcha y el “chatarreo” de unidades
antiguas tampoco muestra avances. Estas medidas deberán solucionar, en parte,
la congestión vehicular y las consecuencias de la emisión de co2.
Otros puntos de la agenda ambiental de la ciudad pasan por enfrentar la
contaminación de las aguas de los ríos Rímac y Chillón; dar prioridad a la
construcción de plantas de tratamiento de aguas; el cuidado de las aguas de
nuestro mar, entre otras.
Nuestras autoridades tienen la palabra y los habitantes de esta ciudad
tienen también sus tareas para hacer de Lima, una ciudad donde sea posible
vivir no solo ahora sino en el futuro. Un crecimiento planificado es imperativo
antes que sea tarde.
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