El desayuno suele ser un elemento importante para iniciar un día agitado y
aún en los días de descanso o cuando estamos viajando de vacaciones.
Esta primera ingesta de alimentos suele ser también factor de
diferenciación en los servicios que brinda un hotel, sean las estrellas que
tengan. Cierto es que el tipo de desayuno a recibir estará en función de lo que
paguemos pero no por ello el viajero estará dispuesto a recibir “cualquier
desayuno”.
Hay hoteles que son reconocidos por sus fabulosos desayunos que incluyen
una amplia variedad de jugos, frutas, panes, embutidos y quesos, entre otros.
Otros no tan caros y generosos serán recordados por la grata atención o por
algún plus que nos ofrecen, el cual puede ser un excelente café, por ejemplo.
Pero no todo es cantidad o calidad de lo ofrecido sino cómo es ofrecido.
Para que un viajero, que se levanta dispuesto a tener un día lleno de trajines,
siempre será grato ser tratado con amabilidad y buen talante. No es necesario
que nos lisonjeen ni mucho más; lo que buscamos es un buen servicio y eso va
más allá de “amabilidades fingidas”.
Comentaba esto con una amiga, gerente de ventas de un importante hotel, y coincidíamos
plenamente en que el servicio de desayuno tiene que ir acompañado de mucha
imaginación y que es posible ofrecer “suplementos” con el pago de un plus. Hoy en día las personas
buscan alimentación “sana y nutritiva” como por ejemplo los cereales andinos y
en particular la chía, energizantes naturales como la maca o productos
dietéticos como la estevia.
Cierto es también que cada región del Perú ofrece diferentes posibilidades
en lo que es gastronomía. Un rico lomo saltado en la costa, chicharrones en la
sierra y carnes ahumadas (cecinas) en la selva; pueden ser los adicionales con
los que sorprenderemos a nuestros viajeros. Y ni que decir de la inmensa oferta
de frutas y jugos que se hacen con éstas, de lo que quedan gratamente
sorprendidos los extranjeros que nos visitan.
Finalmente es necesario recalcar que lo que importa es la calidad con una
cantidad “suficiente”. Si las tarifas que cobra un hotel no alcanza para un
buffet, sirvan lo “justo”, vale decir que no se atrevan a servir jugos de “caja”,
panes calentados o café instantáneo. Cada época del año tiene frutas de
estación a módicos precios, tómense el tiempo de “pasar el café” y compren pan
temprano para ofrecer un desayuno que complazca a los viajeros.
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