Arequipa, la Blanca Ciudad, cumple 471 años de su fundación española. De innegable espíritu libertario, su gente es su mayor referente. A pesar de la inmigración que ha llegado a vivir en esta ciudad, el arequipeño sigue siendo reconocido por su temple, alimentado por otras costumbres que han traído una considerable inmigración del altiplano, básicamente.
Arequipa destaca por sus casonas coloniales y sus iglesias, las cuales le han brindado la posibilidad de ser reconocida como patrimonio monumental de la humanidad. Junto a estas “joyas” arquitectónicas, la inversión privada ha cambiado la faz de la ciudad. Hoy lo tradicional se mezcla con la modernidad de sus “malls” y de sus nuevas urbanizaciones. Arequipa ha crecido por encima del promedio nacional en estos últimos 5 años.
Pero como dijimos, Arequipa es lo que es su gente o lo que hace ella. Su gastronomía es producto de la tradición de siglos, resultado de un proceso de mestizaje que comenzó con la colonia. Las sopas como el chaque, el chairo, el chupe o el caldo blanco son el inicio de una variada culinaria, que continua con el chicharrón, el adobo, la ocopa, el cuy chactado, el rocoto relleno, las zarzas, los camarones o el tradicional “americano” y tantos otros platos que son acompañados con una buena chicha o frutillada. Sea en las tradicionales “picanterías” o restaurantes de lujo; la comida arequipeña, a nuestro entender, es la más variada y sabrosa del Perú, con el “perdón” de otras comidas regionales.
La campiña arequipeña, al sudeste de la ciudad, a lo largo de sus 25 kilómetros, brinda tradición de lo autóctono: Sabandía, Characato, Mollepata, Yarambamba, Quequeña, Pocsi y Poloboya son los siete pueblos tradicionales. Ahí se puede encontrar al arequipeño tradicional: al chacarero, al “loncco”.
Variadas son las tradiciones como las impulsadas por Willy Galdos:su “pasaporte” de la “República Independiente de Arequipa”; las monedas “oficiales”, los characatos o los biletes con sus personajes más representativos de la ciudad e incluso su última creación: el “CharacatoCard”. Otros símbolos de la ciudad son los productos de “La Ibérica” (chocolates y toffees); los productos Nájar (su tradicional anís y el pisco); su postre típico: el “queso helado”; su gaseosa regional: la “Kola Escocesa”; las confecciones de los Mitchell; sus clubes de fútbol como el Melgar, el White Star, el Piérola, el Aurora y el Huracán; la cerveza “Areqipeña” y sus “peleas de toros” en la campiña.
Muchos arequipeños ilustres son orgullo de su gente: desde el poeta de la Independencia: Mariano Melgar y sus yaravíes; el célebre pensador Víctor Andrés Belaúnde; el escritor Mario Vargas Llosa; Francisco Mostajo y sus ideas revolucionarias; el líder político Jorge del Prado y tantos hombres ilustres que defendieron la patria, como por ejemplo en los días aciagos de la Guerra con Chile, época que Arequipa pasó a convertirse en la capital del país ocupado por los chilenos.
Gloria al inmortal pueblo arequipeño en este nuevo aniversario de la fundación de la ciudad que los cobija.
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