A diario escuchamos de “inclusión social” y múltiples recetas para que los que hoy están excluidos de las “bondades” del desarrollo, muy pronto sean beneficiarios de ellas.
No hay duda alguna que el Perú de los últimos 22 años es otro. Quien quiera negarlo simplemente no quiere ver todo lo que se ha avanzado. En este tiempo, luego de grandes sacrificios, se ha reconstruido una pujante “clase media” y sectores emergentes han creado riqueza en todos sectores de la economía. Muchos que se debatían en la extrema pobreza hoy tienen un ingreso que les ha permitido mejorar su calidad de vida. Es cierto también que falta aún que un significativo número de peruanos accedan a una mejor vida, sobre todo en el Ande y la Selva.
Como hemos dicho mucho se habla del tema y en lo que a nosotros respecta, reiteramos el enorme potencial inclusivo que tiene el turismo en la economía peruana. No solo genera empleo directo sino indirecto y es uno de los sectores en donde se ha invertido significativos recursos en infraestructura. Hoy vemos como la revaloración de nuestra gastronomía no solo beneficia a los empresarios sino que la cadena de valor se extiende a los productores agrarios y miles de jóvenes ven una oportunidad en ello.
Sin embargo la cuestión aún es cómo dar el salto y lograr que el Perú sea un importante destino y que reciba tantos turistas como reciben Costa Rica, Chile, Cuba; Colombia o México por citar algunos países que sin contar con el enorme potencial que tiene el Perú, nos aventajan con holgura en el número de visitantes. El Perú es un país con una gran variedad biodiversidad, cultura milenaria, gran cantidad y variedad de destinos; sin embargo lo que falta es transformar ese potencial con trabajo planificado, con inversión privada, con promoción del Perú en los principales países emisores y con el trabajo serio de todos los operadores del sector. También el Estado debe hacer su parte y dar una legislación que promueva el sector vía un tratamiento especial para la venta de paquetes turísticos, sean estos vendidos en el exterior o en el propio Perú; a fin de hacer competitivo el país en comparación a nuestros vecinos o mercados con los que competimos.
Finalmente es importante decir también que el impulso del turismo debe ir acompañado por un respeto a los valores y costumbres de los habitantes de las zonas a visitar. Desarrollo significa también respeto a la diversidad.
No hay duda alguna que el Perú de los últimos 22 años es otro. Quien quiera negarlo simplemente no quiere ver todo lo que se ha avanzado. En este tiempo, luego de grandes sacrificios, se ha reconstruido una pujante “clase media” y sectores emergentes han creado riqueza en todos sectores de la economía. Muchos que se debatían en la extrema pobreza hoy tienen un ingreso que les ha permitido mejorar su calidad de vida. Es cierto también que falta aún que un significativo número de peruanos accedan a una mejor vida, sobre todo en el Ande y la Selva.
Como hemos dicho mucho se habla del tema y en lo que a nosotros respecta, reiteramos el enorme potencial inclusivo que tiene el turismo en la economía peruana. No solo genera empleo directo sino indirecto y es uno de los sectores en donde se ha invertido significativos recursos en infraestructura. Hoy vemos como la revaloración de nuestra gastronomía no solo beneficia a los empresarios sino que la cadena de valor se extiende a los productores agrarios y miles de jóvenes ven una oportunidad en ello.
Sin embargo la cuestión aún es cómo dar el salto y lograr que el Perú sea un importante destino y que reciba tantos turistas como reciben Costa Rica, Chile, Cuba; Colombia o México por citar algunos países que sin contar con el enorme potencial que tiene el Perú, nos aventajan con holgura en el número de visitantes. El Perú es un país con una gran variedad biodiversidad, cultura milenaria, gran cantidad y variedad de destinos; sin embargo lo que falta es transformar ese potencial con trabajo planificado, con inversión privada, con promoción del Perú en los principales países emisores y con el trabajo serio de todos los operadores del sector. También el Estado debe hacer su parte y dar una legislación que promueva el sector vía un tratamiento especial para la venta de paquetes turísticos, sean estos vendidos en el exterior o en el propio Perú; a fin de hacer competitivo el país en comparación a nuestros vecinos o mercados con los que competimos.
Finalmente es importante decir también que el impulso del turismo debe ir acompañado por un respeto a los valores y costumbres de los habitantes de las zonas a visitar. Desarrollo significa también respeto a la diversidad.
Trabajemos para ser una potencia turística y que los peruanos seamos beneficiarios de este "boom".
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