La modernidad y lo que ella conlleva tiene costos
y sacrificados. Un ejemplo reciente ha sido el edificio Limatambo que ha sido demolido para dar paso a la que será
la torre más alta de Lima. El ícono de la urbanización en los mediados del
siglo pasado dará lugar a un nuevo ícono, símbolo del boom de la construcción
en este siglo.
Así como ello, muchos lugares emblemáticos de la
ciudad ya no existen o han dado paso a nuevos lugares. Un ejemplo de ello son los cinemas, los llamados de estreno o de “barrio”.
La gran mayoría de cines “de estreno” ya no existen. Muchos de ellos son ahora
salas de “oración” de Iglesias como los antiguos Orrantia, Metro, San Felipe, entre tantos otros o cines que se
transformaron, en el terreno que ocupaban, en edificios como el Diamante. Otros se transformaron como el Alcazar o el Excelsior convirtiéndose
en “multicines”, como el mercado ahora plantea.
Quién no tendrá recuerdos de su infancia o juventud relacionados con
películas y cinemas. Grandes o pequeños sueños de nuestras vidas están
asociados con ello.
Otros lugares emblemáticos son los restaurantes o cafés. A pesar del cada vez
creciente número de nuevos locales, hay algunos que con su calidad se mantienen
vigentes como la heladería Palermo
(cuadra 12 de Huiracocha en Jesús María), el
Tip Top en la avenida Arenales 2499); el
café Haití en el Ovalo de Miraflores; la
sandwichería Palermo en su primer local de la calle Palermo en Balconcillo;
la heladería 4D en Miraflores; la sandwichería El Peruanito en Angamos
Este, Miraflores, el restaurante Don
Bosco en la avenida Cuba 1269, Jesús María; los locales Queirolo y El Bolivariano en Pueblo
Libre y los siempre nombrados por nosotros, en el Centro Histórico de Lima, Cordano, Carbone, la Panadería Los
Huérfanos, Queirolo, El Chinito, Munich y el café Dominó en la Plaza San
Martín.
El avance y la modernidad como ven no tiene que
ver solamente con franquicias extranjeras ni con nuevos locales. Sin embargo es
cierto que los Centros Comerciales han dado un gran avance en lo que concierne
a franquicias desarrolladas por peruanos para estos centros comerciales y
tenemos “patios de comida” con una gran oferta para nuevos consumidores.
Y si hablamos del paisaje urbanístico, en 10 años la parte alta de los acantilados de
Miraflores se han llenado de inmensos edificios pero también de verdor en sus parque
que van desde el Estadio Municipal hasta el centro comercial Larco Mar. Majestuosas
casonas han sido reemplazadas por
centros comerciales o por hoteles como La
Casa de la Tradición o antes lo que fue el Palacio Marsano. Resaltamos el trabajo de la empresa Lima Express
que ha restaurado muchos edificios en el Centro Histórico pero falla al
transformar lo que fue el gran hotel
Crillón.
Lugares emblemáticos han dejado de serlo como el
antiguo Palais Concert (convertido
en una tienda de departamentos) o proyectos aún fallidos como al restauración
del antiguo teatro Colon así
como los que esperan un mejor futuro como
el Palacio Francés o el Hotel Bolívar.
El
avance de una ciudad no solo se mide por sus decenas de nuevos edificios sino
también por la protección y fomento de su pasado. La identidad de una ciudad es
tan importante como la nueva cara que se le quiere dar.
Finalmente,
hacemos un llamado a las autoridades de la Municipalidad de Lima Metropolitana
para que apuren el trabajo de quienes están elaborando la “Marca Ciudad”, tema
de suma importancia para seguir en el esfuerzo de promover a Lima como una
CIUDAD IMPERDIBLE.
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