La problemática del Centro Histórico no pasa solo
por limpieza, seguridad y necesidad de restaurar muchas casonas históricas sino
sobre todo por una oportunidad que se está perdiendo a raíz de una serie de
acciones desafortunadas que están desincentivando la inversión, entre ellas la
demora en la atención de trámites y otras que en vez de fomentar la llegada de
nuevo jugadores han originado el cierre de locales o la suspensión de su
ingreso al Centro.
Hasta hace unos 3 años, los alrededores de la
Plaza San Martín bullían de emprendimientos dirigidos a satisfacer necesidades
de diversión de cientos de limeños que buscaban lugares donde tomar una copa,
escuchar música o comer algo. Es verdad que algunos de esos lugares tenían
determinados problemas con la infraestructura y seguridad de los mismos; sin
embargo las autoridades municipales en vez de ayudar a solucionar esos
problemas han actuado de manera precipitada y han cerrado una serie de lugares,
so pretexto justamente de esos problemas señalados.
Hoy en día los lugares (Yacana, El Mirador y
otros) que ocupaban un edificio en la esquina de Jirón Ocoña y el Jirón de la
Unión han tenido que cerrar debido a la clausura de ese edificio por motivos de
seguridad que pudieron haberse solucionado justamente con el apoyo de las
autoridades que ordenaron su cierre. Otro lugar que tuvo que cerrar sus puertas
fue el Etnias por la misma razón, lugar que ocupaba el antiguo y emblemático
Embassy. Otros han cerrado porque tuvieron que hacerlo debido al alza de los
alquileres como El Directorio y ya se anuncia el traslado del Estadio a la
vuelta (Calle Belén) del lugar que ocupan en la Plaza San Martín. Y ni que
decir de las ampliaciones en el Portal Zela, las mismas que han sido retiradas
so pretexto que ocupaban áreas públicas, similares a las existentes en el
Pasaje de Los Escribanos o en Pasaje Olaya, muy cerca de la Plaza Mayor.
Otros lugares del Centro también languidecen por
diversos problemas como el Barrio Chino ahogado entre la falta de seguridad y
un sinnúmero de vendedores ambulantes que han venido tomando las calles desde hace
buen tiempo. Por otro lado; pese haber sido convertido en un paseo peatonal, el
eje Ucayali-Ica aún no logra captar suficientes interesados, sobre todo entre
el Jirón de la Unión y la Avenida Tacna. Un ejemplo de ello es el antiguo cine
Central que iba a ser relanzado por una cadena de cines pero hasta el momento
no hay noticias al respecto.
Otro tema es la situación de las zonas cruzando la
avenida Tacna que no están incluidas en el Programa del Centro Histórico,
incluyendo Monserrate, una de las cunas del criollismo. El deterioro y el
olvido son la mejor muestra del fracaso de una gestión municipal que hizo muy
poco por el mejoramiento urbano. Ni que decir de la zona de los Barrios Altos,
que salvo algunas obras menores luce en el más completo abandono.
Otros dos ejemplos de la problemática del Centro de
Lima son el estado de dos importantes avenidas, la Nicolás de Piérola (que luce
locales abandonados y edificios deteriorados) y la Tacna que tiene un gran
porcentaje de pisos deshabitados. Salvo el proyecto de Lima Express que ha
comprado el antiguo edificio de la compañía Popular y Porvenir, no hay
proyectos que busquen revalorar la zona con consecuencias funestas como el
incendio que destruyo uno de los 8 edificios que ocupan la Plaza Dos de Mayo.
La avenida Nicolás de Piérola (La Colmena) no solo
luce deteriorada sino insegura debido a focos de gente de mal vivir que la hacen
casi intransitable aún en horas del día. Cabe señalar que en su momento fue un
hermoso boulevard con edificios de arquitectura afrancesada y en donde había 3
cinemas considerados de primera categoría (Venecia, Colmena y Le Paris) que hoy
lucen abandonados.
Esperamos que esta nueva administración de Lima
Metropolitana haga un esfuerzo a fin de volver a poner el Centro Histórico en
el lugar que comenzó a tener de nuevo, no hace mucho tiempo. Urge una Autoridad Autónoma que con creatividad y trabajo hagan de las Asociaciones Público-Privadas una alternativa de solución.
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