La música Criolla es un género que representa el sentir de Lima. Tuvo
origen con el inicio de la colonia y estuvo influenciada con diversas
modalidades desde los valses vieneses, pasando por sones africanos y música
italiana y francesa.
Esta música tiene entre sus géneros, el vals peruano, la marinera limeña,
el tondero y el festejo. El siglo XX fue la época del apogeo con la aparición
de diversos compositores e intérpretes como Rosa Ascoy, Felipe Pinglo, los
Chalanes del Perú, Los Morochucos, los Embajadores Criollos, entre otros. Con
la llegada de los años cincuenta, surgen nuevos compositores como Mario
Cavagnaro e intérpretes como Los Dávalos, los Romanceros Criollos, Los Troveros
Criollos; quienes con el impulso de radios como La Crónica, Nacional y América
condujeron a la Música Criolla a un inusitado auge.
No es idea de este post hacer un recuento de los grandes del criollismo
pero tampoco podemos dejar de mencionar intérpretes como Lucha Reyes, los
Hermanos Rodríguez, los Zañartu, Oscar Avilés, el Zambo Cavero, Cecilia
Bracamonte, el compositor Augusto Polo Campos y otros.
Ellos tuvieron no solo espacios en la radio o programas en la TV como
Danzas y Canciones del Perú (Canal 5) sino en las Peñas y Centros Musicales
que florecieron en el Centro (barrio de Monserrate), Barrios Altos, Rímac, La
Victoria y Breña.
Sin embargo luego del auge llegó la crisis de un género que no se recreó,
algo que me hizo ver un especialista, como lo hicieron otros géneros como el
Jazz o el mismo Rock. Los concursos, programas en los medios y el auspicio
fueron desapareciendo hasta languidecer. Hoy ni siquiera en los otrora
bastiones del criollismo, la Radio Nacional así como el canal del Estado –RTP-
brindan espacios importantes.
El entonces género representantivo de la ciudad, hoy ya no lo es más y con
ellos los emblemáticos lugares se sumieron en el abandono.
Hoy en día que se pone en tela de juicio el rol de la Municipalidad de Lima
en lo que toca a cultura, es menester proponer que ésta asuma un rol promotor
de este género y acerque de nuevo a los limeños a la preferencia por el
criollismo y que las zonas que antes florecieron como bastiones del criollismo
recobren su pasada grandeza a través de normativas que promuevan la
restauración de esas zonas a través de alianzas públicas-privadas.
En suma se requiere un nuevo impulso de jóvenes compositores e intérpretes
que recreen el género, un rol promotor del Estado – en todas sus instancias- y
la inversión privada que vuelva a poner en valor espacios físicos y un género
que casi ya ni suena. Un primer paso podría ser la producción de una gran
selección de los principales autores y compositores, recreados por jóvenes
hornadas que busquen darle un nuevo impulso a nuestra música limeña.
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