Lecciones del
pasado reciente no son aprendidas y la naturaleza vuelve a cobrar víctimas y
causa destrozos en las quebradas del distrito de Lurigancho-Chosica. Así como
en ese caso, otras áreas de Lima son ocupadas a raíz de invasiones y los
precarios habitantes, tarde o temprano, pagarán su osadía de retar a la
naturaleza.
La pregunta que
cae de madura es saber qué hacen las autoridades para enfrentar estos problemas
y evitar esas desgracias. No es la primera vez, y lamentablemente no será la
última que ocurra hechos como los acaecidos ayer en Lurigancho-Chosica.
Así como ocurren
esas invasiones, lechos de ríos y zonas de altísima humedad como el llamado
“Ticlio” en Villa María del Triunfo son ocupadas por invasiones y no tardarán
de ocurrir una desgracia y las consecuentes lamentaciones.
Sin embargo,
otras zonas son ignoradas por las autoridades como es el caso de los 6
kilómetros adyacentes al río Rímac que iban a convertirse en un gran parque
ecológico y cuyo proyecto ha sido olvidado para dar paso a una obra en
infraestructura vial en la entrada al Centro de Lima. Es inconcebible que un
espacio como aquel sea olvidado y los acantilados adyacentes al río Rímac sean
grandes depósitos de basura mientras en otras ciudades, estas áreas no solo son
recuperadas sino que adhieren altísimo valor como en el caso del río Támesis en
Londres.
Lima no solo
vive de espaldas al Océano Pacífico sino también a espaldas de las cuencas del
Rímac, del Chillón y Lurín, cuyas tierras agrícolas se ven amenazadas por el
avance de la urbanización. ¿Qué deberá pasar en Lima para que las cosas cambien?
Ya hemos lanzado la idea de crear macro
distritos en Lima para mejorar la
administración de recursos escasos; pero no es solo eso. Se requiere también
autoridades preparadas que enfrenten los problemas con equipos de trabajo
eficientes y que no solo respondan a favores políticos y menos aún que la
concesión de las obras públicas sean entregadas a las empresas que den el
“mejor incentivo”.
Hay iniciativas
muy buenas que han requerido trabajo y mucha imaginación como es el programa “Techo
Verde” en el distrito de Lince que fomenta los cultivos hidropónicos en las
azoteas o el programa de alquiler de bicicletas en San Borja o los novísimos “cines
bajo las estrellas” en Miraflores. Como se ve, no se requiere grandes
presupuestos pero sí gran dosis de querer hacer bien las cosas.
Hay otras
situaciones que sí hay que demandar que se hagan prontamente y pasan primero
por saber bien que se va hacer con esas zonas como es el caso de la Costa
Verde, las áreas monumentales del Centro Histórico y zonas adyacentes como
Barrios Altos, Rímac, Breña, La Victoria y Monserrate. Un ejemplo de lo que falta hacer
es la inacción para restaurar uno de los ocho edificios que rodean la Plaza 2 de Mayo, que se incendió hará ya varios meses y hasta ahora sigue tal como
quedó luego del siniestro. Otro ejemplo del paso del tiempo es la Plaza
Bolognesi que muere lentamente mientras una sociedad patriótica ha restaurado
uno de los bloques que da a la Avenida Guzmán Blanco.
Esperemos que de
las desgracias saquemos lecciones de qué hacer y que lo que se tenga que hacer,
se haga prontamente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario