¿Qué busca un viajero “de lujo”? Muchos creerán que solamente hoteles de
primera calidad o “servicios top”; sin embargo ello no es suficiente para un
cliente cada vez más sofisticado. Hoy el viajero en general busca experiencias
que sean gratificantes y a la vez únicas. Para nuestra fortuna, el Perú es
heredero de un pasado grandioso cuya “joya” sin duda es Machu
Picchu, considerado entre los lugares que se “deberían visitar al menos una vez
en nuestras vidas”.
Otra de las maravillas que atraen a este tipo de viajeros es la Amazonía donde lujosas embarcaciones
surcan el río Amazonas y zonas aún poco conocidas, como la Reserva de Pacaya Samiria
atraen cada vez a más personas dispuestas a disfrutar de esta enigmática y poco
conocida región.
Es cierto que el Perú adolece de infraestructura y hay un preocupante nivel
de inseguridad, pero hay mucho potencial por desarrollar en el mediano plazo. Por
ejemplo recién será posible dentro de poco que en Cusco puedan aterrizar vuelos
nocturnos pero aún así la capacidad del actual aeropuerto limita la posibilidad
de recibir viajeros a no más de 1.2 millones anuales. De hecho la construcción
del nuevo aeropuerto en Chinchero
posibilitará un mayor crecimiento de viajeros pero en el mediano plazo; esto
unido a la ampliación del aeropuerto
Jorge Chávez.
Sin embargo, nuestro país aún no aprovecha, por ejemplo, la
enorme franja de costa (más de 2 mil kilómetros) y recién se está
invirtiendo en hoteles de mejor calidad
en la costa norte, atractiva por sus playas. Así mismo aún no atraemos al
segmento de viajeros que usan los
cruceros en el mundo; para ello es necesario desarrollar infraestructura
portuaria, algo que nuestro vecino Chile, nos adelanta bastante.
Las otras posibilidades por desarrollar son la Ruta Moche en la zona norte del Perú y el aún relanzamiento
pendiente, por la falta de aeropuerto en la zona, de Kuelap en la región Amazonas.
Uno de los factores más apreciados por el viajero de lujo es el cuidado del medio ambiente y por ende la
sustentabilidad. No podemos ofrecer destinos vivenciales si por ejemplo no se
cuidan los recursos escasos o los pobladores no están integrados a los
beneficios del turismo.
Como bien sabemos, las necesidades y
gustos están en función del segmento al cual nos dirijamos. No será lo mismo
ofrecer programas para viajeros que ya gozan de un merecido retiro laboral o
para jóvenes en edades entre 30 y 45 años. Sin embargo siempre hay factores que
unen a este tipo de viajeros y en nuestro caso, aunque algunos critiquen,
pensamos que la gastronomía peruana,
variada y en etapa de descubrimiento, es un factor que atrae a este segmento de
lujo, viajeros que no dudan en resaltar la calidad de las preparaciones, el
sabor y los aún poco conocidos ingredientes.
En cuanto a las expediciones de
Trekking también ya es posible que se ofrezcan programas con altos
estándares de calidad, lo que unido a nuestras rutas nos da una posición
relevante para satisfacer a viajeros que buscan experiencias superlativas. Una
obra que posibilitará el ingreso de más viajeros amantes de la aventura “light”
es la construcción del teleférico que
hará posible visitar el complejo arqueológico de Choquequirao sin tener que
hacer una exigente caminata.
Finalmente hay un segmento que aún no se explora del todo y nos referimos a
los viajeros que buscan experiencias
místicas. El Perú tiene todo para que la
zona del altiplano de la región Puno sea la “estrella”; pues no solo tiene
paisajes sino historia y cultura milenarias. Sin embargo se requiere sustentar
ello en programas serios y con guías místicos “de verdad”. No hay peor cosa que
un viajero se sienta “sorprendido” por falsos conocedores.
A seguir trabajando por un turismo
de calidad. 2 millones de visitantes anuales no es nada en relación al
potencial enorme que tiene el Perú.
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